
El cambio de hora es una de esas tradiciones que, año tras año, genera debates, despistes y hasta algún que otro disgusto entre los más olvidadizos, llegando tarde al trabajo o a la universidad. En España, como en gran parte de Europa, seguimos adaptándonos dos veces al año a esta medida que nació con la idea de ahorrar energía, pero que hoy muchos consideran innecesaria o incluso molesta.