Vamos a hacer un ejercicio creativo con el cual nos vamos a imaginar cómo sería el mundo sin las personas. Exactamente, pongámonos en la situación de imaginar el estado del planeta un año después de la desaparición de la humanidad. ¿Qué sería de lo primero que nos daríamos cuenta si volviéramos al mundo por algún motivo?

Todo es silencio

Por algún motivo, tú vuelves a la Tierra después de la extinción de la humanidad. Quizá eres un astronauta que ha vuelto del espacio. Al aterrizar, tus ojos verían el lugar en el que hayas aterrizado, pero es muy posible que ese primer vistazo no te suponga un shock. Lo que sí notarás, al instante, será el silencio. El ruido se habrá disipado y el mundo se habrá quedado envuelto en la máxima tranquilidad que puedas imaginar. Como solo los humanos se han extinguido, sí que escucharás animales, pájaros o incluso la forma en la que el viento produce el movimiento de las hojas. Todo ello, sonidos que, al menos de una manera tan clara y natural, las personas hemos dejado de escuchar.

Después del silencio, respirarás y apreciarás lo limpio que está el aire. Ha pasado un año desde la extinción y eso significa que toda la contaminación que provocan los humanos ha desaparecido. No habrá esas densas nieblas generadas por la polución, el cielo estará más claro, no habrá basura, residuos ni el polvo que se deriva del día a día de las personas. Imagina ese cielo que se podía ver décadas atrás en cualquier país, y ahora imagina uno todavía más claro y limpio. Con un año de margen las lluvias se habrían encargado de limpiarlo todo, a lo que también habría ayudado el efecto del viento.

Así estarían las ciudades

Todos los servicios habrían dejado de funcionar. Por lo general, las películas de zombis que te sitúan en un mundo post apocalíptico suelen tener en cuenta que las personas todavía están alrededor de las ciudades y se ocupan, con los conocimientos que tienen, de mantener algunos de los servicios básicos. Pero si todas las personas hubieran desaparecido, no habría solución: nada funcionaría. No habría más electricidad, porque las plantas dedicadas a ello se habrían quedado sin combustible. Y lo mismo ocurriría con el abastecimiento de agua. Porque el agua no llega a las tuberías mágicamente. Hay un complejo sistema y profesionales que se ocupan de asegurarse de que puedas tener agua corriente y que fluya de tus grifos en casa. Sin ellos, no habría agua.

Además, si ha pasado un año, significaría que el frío del invierno podría haber congelado el agua que quedó en las tuberías y eso habría llevado a que explotasen. Así que, de ninguna de las maneras podrías llegar a conseguir que el agua saliera de los grifos. Las plantas no necesitan el suministro de agua de las tuberías, así que seguro que se habrían extendido y crecido de una manera imparable. Los edificios se habrían comenzado a llenar de vegetación por sus paredes, ventanas y cualquiera de sus rincones. Los jardines tendrían una altura razonable, porque nadie los habría cortado, y también verías muchas plantas que posiblemente hacía mucho tiempo que no veías.

El crecimiento de las plantas sería proporcional a la aparición de muchos más insectos de los que puedas imaginar. La cantidad de mosquitos que se encuentran en el mundo se ve reducida por la contaminación, por lo que imagina un mundo donde se haya acabado todo el daño que los humanos hacen a la Tierra. Junto a los insectos, también habría otros seres vivos que se estarían reproduciendo y llenándolo todo, como si estuvieran recuperando lo que una vez fue suyo.

Los incendios serían imparables

No todo lo que hacen los humanos es malo. Piensa en lo que pasaría cuando una tormenta provocase un incendio. ¿Quién la iba a apagar? Absolutamente nadie. Todo seguiría ardiendo hasta que se acabase apagando de una manera natural. Algunas ciudades quizá terminasen calcinadas por el efecto de los incendios y, en realidad, sería el único cambio que verías en las estructuras. Las grietas y la destrucción de infraestructuras tardaría mucho en llegar.

Con el tiempo, sí es verdad que los puentes se oxidarían, que las carreteras se agrietarían y que, poco a poco, el mundo iría perdiendo todo lo que la humanidad le proporcionó. Al final, solo quedarían los restos, trozos de estructuras, quizá algunas intactas, pero todo ello a modo de recuerdo de lo que el planeta fue cuando la sociedad humana lo ocupó. Si otra civilización llegase a instaurarse en la Tierra miles de años después, porque no sería raro que una colonia extraterrestre viera el planeta como habitable y quisiese sacarle provecho, seguro que no tardaría en comenzar a desenterrar restos de ciudades humanas.¿Te los imaginas visitando los restos de un centro comercial como si fuera un monumento? Pero, de momento, no ocurrirá, porque salvo si el Sol acaba con nosotros, nuestro afán de supervivencia debería ayudarnos a no extinguirnos.

 

Fuente: Space | adslzone