¿Y si la madera es una alternativa viable para la fabricación de satélites? Esa fue la primera pregunta que se plantearon los responsables del proyecto LignoSat, un grupo de especialistas de Japón que recurrió a este material natural con la intención de probar alternativas. Y lo que se encontraron fue que, en realidad, la madera podía llegar a ser incluso mejor que el metal para determinados aspectos.

Madera de magnolia

Fomentar la máxima de que un satélite tiene que estar construido con metal es un error fácil de cometer. Lo cierto es que simplemente, se trata de aquello que se ha ido replicando con el paso de las décadas y que nadie ha tenido la idea o la intención de cambiar. También es verdad que, en principio, es difícil llegar a plantearse que construir un satélite de madera pueda llegar a ser más beneficioso que mantenerse en el metal. ¿Por qué alguien se plantearía una idea tan loca?

Por suerte, el equipo de LignoSat lo ha hecho. Hay una serie de prestaciones que destacan de la madera y que han hecho que se convierta en un proyecto atractivo (y con sentido) para ellos. Lo primero es la manera en la que la madera aporta resistencia, sobre todo una como la de magnolia, la cual es muy solicitada por expertos en la construcción. Asimismo, hay otras ventajas, como la gran flexibilidad que tiene y su reducido peso, el cual ayudaría a que poner los satélites órbita resultara más sencillo.

Una solución inteligente

Uno de los motivos por los que se ha pensado en la fabricación de satélites con madera ha sido lo que ocurre cuando los satélites entran en contacto con la atmósfera. En ese momento, lo ideal sería que las distintas piezas del satélite que se desprenden se quemaran y que no quedara rastro de ellas. Estas partes se construyen en aluminio, por lo que normalmente no es difícil que se quemen. De todas formas, hay casos en los que no se descomponen y acaban dentro de la órbita, lo que se convierte en un dolor de cabeza para los responsables del satélite. Con un material como madera, la garantía de la quema de estos materiales sería del 100%.

¿Pero cómo reaccionará la madera en el espacio? Los japoneses al frente del proyecto han querido probarlo antes de que la noticia de su investigación viera la luz. Para ello, lo que hicieron fue solicitar su apoyo a la Estación Espacial Internacional y así poner en circulación varias piezas de madera en la órbita del Módulo Experimental Kibo, donde permanecieron durante casi un año. Cuando los investigadores ya estuvieron satisfechos con el tiempo de prueba, las piezas de madera se enviaron a la Tierra de nuevo en el CRS-26. Una vez las recibieron, llegó el momento de trabajar en su análisis para concretar cómo habían reaccionado a estar en el espacio.

Se pensaba, al principio, que era posible que la madera sufriera daños serios a la vista de que, al fin y al cabo, formaba parte de seres vivos de la Tierra. La exposición a los distintos elementos del espacio, como la radiación, podría haber afectado al estado de la madera a distintos niveles. El equipo de LignoSat solicitó la participación de varias entidades que podrían ayudarles, como la empresa Sumitomo Forestry y la Universidad de Kioto. En conjunto, se pusieron manos a la obra para valorar qué esperanza existía en el uso de madera en los satélites.

Los resultados

Llegado el momento de la verdad, había que ver el estado en el que se encontraba la madera. La sorpresa es que las piezas estaban en una condición más que adecuada. Los principales temores que tenían los científicos es que la madera se hubiera deformado, que estuviera pelada o que hubiera sufrido otros daños. Contra todo pronóstico, las piezas estaban en un estado óptimo que invita al optimismo. Y, una vez se ha constatado lo conveniente que es la madera para ponerla en órbita, el proyecto continúa adelante.

Ahora los científicos japoneses trabajan en la construcción del satélite LignoSat, el cual ya ha recibido la aprobación para que se lance al espacio en el año 2024 gracias a una colaboración entre la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial y la NASA. Creen que su satélite construido con madera puede ser una forma perfecta de aportar un toque de aire fresco a la industria y de obtener ventajas como las que hemos mencionado antes. Además, la investigación de los resultados obtenidos en el espacio, permitirá que distintos sectores puedan comenzar a utilizar la madera de otras formas. Quien sabe si, en el futuro, los satélites de Starlink puedan estar fabricados también con este material.

 

Fuente: ScienceAlert | adslzone