Según publica la AEMET, este fenómeno no es casualidad, ya que cada vez son más los huracanes que logran sobrevivir para llegar con suficiente fuerza a nuestras costas.

Huracanes en España: así llegan

Durante la temporada de huracanes del Atlántico, que va de junio a noviembre, los ciclones tropicales se originan sobre aguas cálidas, donde el océano les da la energía suficiente para desarrollarse. Sin embargo, cuando se desplazan hacia el norte, hacia latitudes más frías, estos sistemas pierden su carácter tropical y comienzan un proceso conocido como «transición extratropical». En este proceso, el núcleo cálido se enfría y la estructura simétrica se descompone, haciendo que la energía pase a depender de los contrastes entre masas de aire cálido y frío. Es ahí cuando el huracán se convierte en una borrasca extratropical, que por lo normal es muy activa.

Esto mismo ocurrió con el huracán Gabrielle, uno de los tres que España ha recibido en los últimos tiempos. Este alcanzó la categoría 4 en el Atlántico central para después convertirse en una borrasca profunda a medida que se acercaba a la península ibérica. En el momento de pisar España, ya no era técnicamente un huracán, pero provocó fuertes lluvias torrenciales, rachas de viento de lo más intensas y un temporal marítimo que afectó a buena parte del litoral mediterráneo y el suroeste peninsular. Según la propia AEMET, estos episodios demuestran que los restos de huracanes siguen siendo potentes y peligrosos y pueden generar fenómenos meteorológicos severos en España.

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Últimos huracanes en España

Y lo cierto es que cada vez son más los ejemplos que tenemos. En los últimos cinco años, varios huracanes o tormentas tropicales han sobrevivido lo suficiente como para alcanzar nuestras latitudes. En 2021, fue la borrasca Barra, causando inundaciones en Navarra. Dos años más tarde, en 2023, los restos del huracán Franklin afectaron al norte peninsular y a las Islas Baleares. En 2024, el huracán Kirk llegó a Galicia y al mar Cantábrico con fuertes vientos y lluvias abundantes. Para cerrar el historial, 2025 ha sido uno de los años más activos, con tres ciclones alcanzando la península o sus proximidades.

Por tanto, aunque la llegada de huracanes a España era algo excepcional, la AEMET está apuntando hacia un cambio de patrón. El Atlántico se está calentando, lo que permite que estos sistemas mantengan su energía durante más tiempo. A su vez, los cambios en la circulación atmosférica, como las variaciones en la corriente de chorro, facilitan que se llegue hacia el noroeste y pise Europa. Como resultado, tenemos una cada vez más frecuente tendencia de borrascas de origen tropical, que si bien han perdido su estructura inicial, siguen teniendo un gran impacto al sobrevolar la península.

¿Es culpa del cambio climático?

La agencia admite que aún no tiene una respuesta clara y definitiva para esta pregunta, ya que la relación entre el calentamiento global y este tipo de fenómenos ciclónicos es compleja. Algunos modelos indican que, en un mundo más cálido, el número total de huracanes podría incluso reducirse debido al aumento de la cizalladura del viento y la estabilidad atmosférica. Sin embargo, también se cree que los huracanes que se forman sí son más intensos, tienen lluvias más torrenciales, vientos todavía más fuertes y mareas más destructivas.

Por tanto, se cree que sí afecta, sobre todo en la intensidad de los mismos. Según la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos), un escenario de calentamiento global de +2 °C podría suponer un aumento del 10–15 % en la precipitación asociada a huracanes y un incremento de hasta un 10 % en la velocidad del viento en los de categoría 4 y 5. En paralelo, el calentamiento del océano Atlántico está permitiendo que los sistemas tropicales mantengan su energía más al norte de lo habitual, lo que hace que sea más viable que los restos lleguen a Europa.

 

Fuente: AEMET | adslzone