Hasta cuatro satélites diarios de Starlink se caen cada día. Habla de ello Jonathan McDowell en una entrevista que ha realizado en el canal de YouTube EarthSky con Dave Adalian. El ritmo es preocupante y explica que la cantidad de satélites que van a caer a diario aumentará en el futuro. ¿Pero se aleja esto de los planes que ya tenía previstos Elon Musk?
La estrategia de Starlink
Elon Musk ha sido bastante transparente hasta el momento sobre la forma en la que está gestionando su megaconstelación de satélites Starlink. Para el ejecutivo, el objetivo es no dejar de lanzar satélites a la órbita para que puedan mantener los servicios de Starlink y que la conexión a Internet que ofrecen siempre funcione a pleno rendimiento. Hace poco la probamos en un avión y, como ya te contamos, los resultados de su uso fueron una sorpresa.
Para Musk, la misión a corto plazo es llegar a tener una constelación que esté formada por 42.000 satélites. No obstante, esto no significa que todos los satélites que lanza permanezcan en la órbita. En realidad, el plan de Musk incluye que muchos de estos satélites vayan destruyéndose para dejar paso a nuevas unidades y que así la constelación siempre permanezca en pleno rendimiento.
Destrucción en 5 años
Sobre el papel, los satélites de Starlink tienen un periodo de vida de 5 años. Elon Musk no quiere complicaciones y lo ha diseñado todo para que los satélites antiguos dejen su espacio a nuevos satélites antes de que se les termine el combustible. El motivo de ello es que los satélites de Starlink que ya han cumplido con su propósito utilizan su último combustible para emprender su ruta de la destrucción.
En este proceso, los satélites se introducen en la Tierra y, en el proceso, se desintegran. No obstante, lo que le preocupa a McDowell es que no todos los satélites se destruyen en su totalidad. Algunos de ellos se destruyen solo en parte y generan unos residuos que, en su momento de entrada en el planeta, pueden causar daños fatales.
El síndrome de Kessler
Además del riesgo que suponen estos satélites que quizá no se destruyan en su proceso de eliminación, los científicos hablan sobre otro problema al que nos expone Starlink. Se trata del síndrome de Kessler, que es algo que se produciría si dos satélites acaban chocando. En ese tipo de situación, toda la infraestructura que hay creada en la órbita podría ponerse en compromiso y eso alterar o incluso desactivar sistemas de GPS o de comunicaciones.
Aunque no tiene que ocurrir, que se produzca un choque de esta gravedad es algo que los expertos creen que se vuelve cada vez más posible debido a que Elon Musk no deja de lanzar satélites a la órbita.
Consecuencias a corto y largo plazo
La comunidad científica avisa del peligro al que se está exponiendo el mundo al permitir que la ambición satelital de Elon Musk continúe adelante. En el año 2024, uno de los satélites no se destruyó de manera completa y provocó que un enorme trozo de aluminio de un peso de 2,5 kg cayera en una granja de Canadá. Esto causó gran revuelo y obligó a que Starlink tuviera que reforzar su seguridad y hacer algunos ajustes técnicos.
De todas formas, se sigue pensando que existe peligro de que sea algo que ocurra de nuevo. Además, los científicos también creen que las toneladas métricas de nanopartículas de óxido de aluminio que generan los satélites al destruirse podrían poner en serio peligro la capa de ozono. Mientras tanto, Starlink continúa ganando cada vez una mayor presencia global.
Fuente: adslzone