Publicado desde Japón por Harrison B. Smith y Lana Sinapayen, este estudio plantea una vuelta de tuerca distinta a las que se había explorado con anterioridad. Porque está claro que el reto es complicado y que es necesario aportar diferentes enfoques que permitan alcanzar un objetivo de esta magnitud.

Una nueva idea

Ahora mismo, lo que están haciendo la mayoría de investigadores y astrónomos es analizar exoplanetas de una manera constante y, en cierto modo, a contrarreloj. Pero lo que hacen es buscar parámetros, componentes de la atmósfera y otros elementos que encajen con lo que entendemos por formación o presencia de vida en la Tierra. Si bien es una buena base, puesto que la conocemos a la perfección y sabemos cuáles son los distintos parámetros que se tienen que cumplir, es lógico pensar que no se trata de la única opción.

Por ello, en su estudio, lo que han hecho estos especialistas ha sido ponerse en el lado contrario de la moneda. Ellos plantean la búsqueda de vida sin tener en cuenta todos esos elementos que, por otro lado, resulta complicado imaginar que se puedan llegar a dar en un planeta distinto. Todo es posible, por supuesto, ¿pero resulta más probable que una vida alienígena dependa de los mismos factores que la humanidad o que tenga una naturaleza totalmente diferente? Incluso la ciencia ficción parece más abierta a apostar por la segunda de las teorías.

Modelado con panspermia y terraformación

El método por el que optan estos científicos es el del modelado mediante terraformación y panspermia. Para ellos, la vida se extiende a través de distintos sistemas planetarios y no se mantiene estática en un solo lugar. Al ocurrir esta propagación de vida tal y como lo definen, lo que se produce son correlaciones entre distintas localizaciones y características. Creen que esa información y esos puntos coincidentes se pueden llegar a convertir en una firma biológica que permita descubrir el misterio de la vida fuera de la Tierra.

Teniendo esos factores en cuenta y características de los planetas, llevan a cabo una agrupación de los mismos para poder analizarlos de una manera más coherente entre ellos. Los puntos coincidentes ayudan a ir reduciendo el cerco y que, quizá, sea posible encontrar señas de vida de esta forma. Piensan que lo que ocurre a través de la terraformación puede ser una manera con la que la vida se haya propagado por el universo. Pensemos que, por ejemplo, el impacto de un meteorito ha hecho que rocas de un planeta se desplacen hasta otra parte del espacio. Quizá esas rocas tuvieran partículas vivas o algún elemento que haya llegado a replicarse en distintos lugares.

Al mismo tiempo, consideran que hay otros factores en los que se deben fijar los científicos y no solo buscar biolecturas que puedan confirmar vida. Hablan de cómo, en cualquier caso, esas lecturas pueden acabar siendo falsos positivos o no proporcionar nada claro. Para ellos es más interesante ver planetas que están alrededor de estrellas específicas y que cuentan con una serie de características concretas. Su estudio apuesta por ese enfoque distinto que mencionan y que no da tanto valor a los químicos o a los tipos de atmósfera.

La agrupación de planetas, sus características y otros factores relacionados con su condición que apoyen la teoría de la terraformación y la panspermia les resultan una forma interesante y alternativa de ver la búsqueda de vida. Eso sí, reconocen que hay retos que tienen que superar, como la búsqueda de métodos que les ayudan a entender mejor los procesos planetarios y astrofísicos que entrarían en juego a la hora de hacer los cálculos necesarios. No obstante, su trabajo es prometedor y resulta un buen punto de apoyo sobre el cual seguir profundizando en el futuro.

 

Fuente: Universe Today | adslzone