Si la humanidad no ha vuelto a la Luna después de décadas, imaginamos que, con dos lunas, la exploración y la conquista de las mismas todavía sería más complicada. Pero eso no impide que imaginemos y que, más importante que eso, lo hagan los científicos. Porque, como decimos, no hay que descartar que el futuro de la sociedad tal y como la conocemos esté en un planeta que tenga dos lunas.

Miras al cielo y hay dos lunas

Ese es el ejercicio que plantean algunos científicos como Neil F. Comins, imaginar que, durante la noche, no solo te ves abstraído por la belleza y la gran iluminación que tiene la Luna tal y como la conocemos. Miramos al cielo y, además de las estrellas, nos encontramos una segunda luna. Esa nueva luna podría ser más grande que la que conocemos e incluso ser gigantesca, tener el mismo tamaño o, menos probable, ser más pequeña.

Y, antes de comenzar a meternos de lleno en el tema, te queremos responder a una pregunta que quizá se te haya pasado por la cabeza. ¿Existe alguna posibilidad de que en la Tierra lleguemos a tener una segunda luna algún día? Lo cierto es que es muy poco probable, pero hay científicos que dicen que podría ser algo que ocurriese si se produce el impacto de un planeta del tamaño de Marte contra el nuestro. No obstante, las posibilidades de que pase son tan remotas que es mejor no pensar en ello.

Así nos afectaría

Por lo que explica Comins en su libro, nos da la sensación de que elegir un planeta con dos lunas sería una terrible idea. Una de las primeras consecuencias es que viviríamos aterrorizados por los océanos. El motivo de ello es la manera en la que se provocarían olas de un tamaño enorme. No hay que olvidar que las olas se producen, en parte, por la fuerza gravitacional que realiza la Luna sobre nuestro planeta. Si tuviéramos dos lunas el efecto sería doble y se llegarían a ver olas ocho veces más grandes que las actuales.

Eso dejaría muchas zonas costeras (casi todas o todas) prácticamente deshabitadas, puesto que el azote del oleaje sería tan intenso que sería imposible mantener ningún tipo de estructura. Tampoco se podría vivir cerca de ríos, mientras que otros fenómenos terribles que se registran en nuestro mundo relacionados con el mar, todavía serían más aterradores. En cualquier zona cerca del mar no habría manera de sobrevivir.

Al mismo tiempo, habría un lío importante con la duración que tiene nuestro año, con los días, las semanas, los meses y los años. El ciclo lunar se completaría a una mayor velocidad y, a lo largo del mes, se llegarían a cerrar tres ciclos distintos en lugar de uno. Habría que utilizar nuevos términos, como lo que el científico define como «mes parcial» y también abrirse a la idea de contar el tiempo no solo en días o meses, sino en quincenas.

Algo que también cambiaría sería la frecuencia de los eclipses. Como si fuera algo procedente de una serie del espacio, nuestro mundo tendría eclipses de una manera mucho más habitual. Se convertiría en una rutina a la cual nos terminaríamos acostumbrando, sobre todo porque su duración sería inferior a la actual. Si en la actualidad tenemos eclipses de casi diez minutos, con dos lunas el tiempo posiblemente se reduciría a la mitad o incluso por debajo. Junto a ello, también se produciría un aumento en el nivel de luz que se registra durante la noche, dado que, al fin y al cabo, tendríamos dos lunas. Eso provocaría cambios importantes, sobre todo, en los animales. Dice Comins que, por ejemplo, habría animales que evolucionarían con nuevas técnicas de caza que les permitieran sorprender a sus presas durante la noche, mientras que otros desarrollarían distintos sistemas de camuflaje para poder sobrevivir.

En otro orden de cosas, la segunda luna que tendríamos, por sus posibles características técnicas, sería más propensa a sufrir erupciones de lava y enviar restos y partículas hacia la Tierra. Aunque es difícil calcular cómo afectaría a nuestro planeta, lo que cree el científico es que se materializaría en pequeñas partículas que pasarían por nuestra atmósfera como estrellas fugaces. Por lo tanto, mirar al cielo con las dos lunas no solo sería más bonito por la obvia presencia de una segunda luna y por el incremento de luz, sino que, además, tendría momentos que serían inolvidables.

Pero es mejor no desearlo

Algunas de las cosas que hemos comentado no suenan tan mal e incluso nos podrían hacer querer que nuestro planeta tuviera dos lunas de esta forma en la que se ha planteado. De todas formas, el científico Neil F. Comins tiene una advertencia para todo el mundo: posiblemente un planeta con dos lunas acabaría siendo destruido. Explica que el movimiento de las dos lunas acabaría provocando que se estrellasen.

Y el impacto que se generaría sería fatal, porque las dos terminarían rompiéndose. Fruto de ese choque habría partículas enormes de ambas lunas que caerían hacia la Tierra. Y nuestra atmósfera nos protege, pero no puede hacer milagros. Dice Comins que muy posiblemente significaría la extinción absoluta de la raza humana. Miles de años después, los restos de las dos lunas que se estrellaron, formarían una nueva y única luna. Vuelta a empezar.

 

Fuente: aa | adslzone