Los especialistas que están controlando el progreso del róver chino en Marte han descubierto algo notable que ayuda a seguir validando la presencia de estos vehículos en el planeta. Dicen desde la Academia de Ciencias china que, después de muchos ajustes, finalmente han podido analizar las dunas de arena a las que llegó su vehículo de exploración en el año 2021. Los resultados no han decepcionado.

Róver y orbitador trabajando juntos

Para despejar las dudas que habían provocado algunos descubrimientos previos sobre las dunas de Marte, lo que ha hecho el equipo de astrónomos de China ha sido combinar los esfuerzos tanto del róver como del orbitador Tianwen-1. Esto ha permitido que capten una serie de imágenes en alta resolución cuyo análisis finalmente ha despejado las dudas.

El misterio que se había descubierto estaba relacionado con la forma de las dunas y, específicamente con la presencia de un patrón con estilo de cresta que no encajaba con el de otras zonas del planeta. Se veía que estas crestas conocidas como TAR (Transverse Aeolian Ridges, que podríamos traducir como crestas eólicas transversales), estaban formadas en una posición distinta a la que deberían tener si hubieran sido fruto de los golpes de viento a lo largo de los tiempos. Por lo tanto, la respuesta seguía, hasta ahora, en el aire. ¿Por qué eran distintos?

Desvelando el misterio

Gracias al análisis de más de 2.000 dunas que se ha llevado a cabo por parte del orbitador chino, se ha llegado a la conclusión de que las crestas, que tienen un color oscuro, se formaron en los últimos 400.000 años. Las propias dunas, que tienen la particularidad de tener en su interior un material de un color radicalmente opuesto al de las crestas, puesto que es brillante y no oscuro, se datan con un origen que está entre hace 2,1 millones de años y esos 400.000 años que hemos mencionado.

Dunas-rover-Marte

Las conclusiones a las que llegan los científicos toman de base la datación de 400 mil años atrás, coincidiendo con el momento en el que Marte debió haber vivido su última era glacial. Y que las crestas estén en una dirección distinta a las propias dunas, se explicaría con que, en ese tiempo, el viento cambió de dirección, al menos en esa zona del planeta. Eso encajaría con el extraño aspecto que tienen en la actualidad y esa falta de coordinación que tienen las crestas y las dunas sobre las que se encuentran. Por lo tanto, el planeta habría pasado por un cambio de clima dramático para que las dunas acabasen de esa manera.

Este ha sido, por el momento, y tal como leemos en Space, uno de los últimos descubrimientos que ha realizado el róver de Marte que tiene China, puesto que actualmente lo tiene parado hasta nuevo aviso. Los científicos no han querido exponerlo al complicado clima del invierno en el planeta, así que han creído más conveniente tenerlo en descanso. No obstante, no se han anunciado los planes futuros que el país tiene para el róver, por lo que quedaría ver qué es lo que quieren hacer con él.

Uno de los objetivos de los astrónomos chinos es seguir profundizando en la historia climática de Marte, compararla a la de la Tierra y poder entender mejor tanto el pasado como el presente del planeta rojo. Sus cambios climáticos son distintos a por los que ha pasado la Tierra e incluso hay una diferencia radical en lo que se considera una era glacial. Principalmente porque en Marte, la era glacial de la que hablamos supuso que los polos se calentaran y no que se enfriaran. Al mismo tiempo, el cambio climático hizo que una mezcla de vapor y de agua se depositase en la superficie del planeta, donde ya se ha comprobado que sigue presente. Todo ello forma parte de la fascinante nueva mirada que están consiguiendo dar los científicos gracias a la presencia del róver en el planeta y que posiblemente continúe en el futuro a la vista del interés que despierta Marte.

Hoy día Marte se encuentra en una fase de clima amazónico en la que entró en un momento no determinado hace miles de millones de años. Las estimaciones apuntan a que fue hace menos de 4 mil millones de años y, como máximo, hace algo menos de 2 mil millones. Con todo ello en cuenta, el trabajo de los astrónomos continúa y seguro que no pasa mucho hasta que descubran algo más sobre el pasado del planeta.

 

Fuente: Nature | adslzone