La NASA estima que hay aproximadamente 500.000 objetos de entre uno y 10 centímetros de diámetro orbitando la Tierra, y más de 100 millones de partículas son más grandes que 1 milímetro. Esto ha provocado que cada vez se investigue más en recursos para la limpieza del espacio a medida que la órbita inferior de la Tierra se llena de objetos como satélites, etapas de cohetes gastados y escombros de ataques con misiles y colisiones. El problema no solo afecta a los satélites que aún están en órbita debido a un potencial impacto, también podría tener un impacto en nosotros. Literalmente.

Hoy por la tarde, aproximadamente a las 16:30 hora peninsular, se espera que la sonda retirada Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager (RHESSI) de la NASA vuelva a entrar en nuestra atmósfera, casi 21 años después de su lanzamiento. Desde 2002 hasta su desmantelamiento en 2018, RHESSI observó erupciones solares y eyecciones de masa coronal desde su órbita terrestre baja, lo que ayudó a los científicos a comprender la física que hay detrás de estos eventos.

De acuerdo con la agencia espacial  RHESSI, de unos 300 kilos, tiene un 75% de posibilidades de caer en el mar, aunque ahora mismo, un mapa de Aerospace sitúa su posible impacto en el norte de la India. Pese al riesgo que esto implica, la mayor parte de la nave espacial se quemará en el descenso, aunque algunos de sus componentes lleguen a tocar tierra.

La nave espacial se lanzó a bordo de un cohete Pegasus XL con la misión de obtener imágenes de los electrones de alta energía que transportan una gran parte de la energía liberada en las erupciones solares. Logró esto con su único instrumento, un espectrómetro de imágenes, que registró rayos X y rayos gamma del sol. Antes de RHESSI, no se habían tomado imágenes de rayos gamma ni imágenes de rayos X de alta energía de las erupciones solares.

Los datos de RHESSI proporcionaron pistas vitales sobre las erupciones solares y sus eyecciones de masa coronal asociadas. Estos eventos liberan la energía equivalente a miles de millones de megatones de TNT en la atmósfera solar en cuestión de minutos y pueden tener efectos en la Tierra, incluida la interrupción de los sistemas eléctricos. Comprenderlos ha demostrado ser un desafío.

En total RHESSI registró más de 100.000 eventos de rayos X en sus 16 años de vida o lo que es lo mismo: casi uno por hora. Las imágenes ayudaron a los investigadores a determinar la frecuencia, la ubicación y el movimiento de las partículas. RHESSI ha estado orbitando nuestro planeta junto a decenas de miles de desechos espaciales, incluidos otros satélites no operativos. Una vez terminada la misión de estos, la mayoría reciben la orden de “suicidio” y regresan de modo controlado a la Tierra, pero otros, debido a choques, filtraciones de combustible u otros problemas, caen de forma descontrolada. Esto ha provocado que una parte remota del Océano Pacífico sur sea conocida como el «cementerio de naves espaciales».

Debido a la cantidad de basura espacial y al creciente número de satélites que se están poniendo en órbita estamos llegando a un punto crítico. De acuerdo con Jonathan McDowell, astrofísico y astrónomo del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, “dentro de cinco, tendremos entre 20.000 y 100.000 satélites, y soy muy escéptico de que cuando alcancemos esas cifras las cosas se puedan operar de manera segura”.

 

Fuente: adslzone