La Tierra es el planeta rocoso más grande del Sistema Solar, pero sin llegar a ser una súper tierra. Las llamadas «súper tierras» son planetas terrestres que orbitan alrededor de las estrellas y que son más grandes que nuestro planeta, y que forman en torno al 30% de los exoplanetas rocosos que se han descubierto hasta ahora.

Zonas de presión, claves en creación de la Tierra

Sin embargo, nuestro planeta no alcanzó un tamaño tan grande debido a pequeñas zonas de presión en esos anillos solares iniciales, tal y como ha detallado una nueva investigación publicada en el Nature Astronomy. El equipo detrás de la investigación contaba con miembros de la Universidad Rice, la Universidad de Burdeos, el Instituto de Investigación del Suroeste en Boulder, Colorado, y el Instituto Max Planck de Astronomía de Heidelberg, realizó cientos de simulaciones de superordenadores para recrear la formación del sistema solar.

En ella, encontraron tres bandas de alta presión en el disco de acreción solar primitivo, las cuales pueden explicar la composición del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter y la formación del cinturón de Kuiper más allá de Neptuno. También pueden explicar las órbitas casi circulares de los cuatro planetas interiores, su composición y sus diversos tamaños.

Esas zonas de alta presión pueden concentrar polvo y actuar como fábricas de planetas conforme va acumulándose material. Para simular esto, utilizaron primero polvo, luego planetesimales, y finalmente planetas. Según su propuesta, afirman que los picos de presión produjeron depósitos de material en la zona interior y exterior del sistema solar, y regularon la cantidad de material disponible para que los planetas crecieran en la zona interior.

La Tierra podría no haber existido

Si el disco hubiera sido uniforme en su composición, el sistema solar actual podría haber sido muy diferente al actual, ya que las partículas de polvo se habrían ido a la zona interna y se habrían perdido en el Sol. Por ello, tuvo que haber algo para que se convirtieran en planetas.

En esos puntos de alta presión, el gas es más denso y las partículas de gas se mueven más rápido, lo que ayuda a ralentizar el material más pesado, como el polvo y las rocas, lo que ayuda a que se acumulen en planetas.

El hecho de que no vivamos en una Súper Tierra es bueno, ya que una Súper Tierra con un tamaño 10 veces superior tendría una gravedad 10 veces más grande. Si pesas 70 kg en la Tierra, en ese planeta pesarías 700 kg, lo cual habría cambiado considerablemente el tipo de vida que se formó en la Tierra. Con una gravedad tan alta, puede que no se formase un campo magnético que nos protegiera de la radiación ultravioleta, y los vientos solares habrían acabado con cualquier tipo de atmósfera como pasa por ejemplo en Marte.

Con estas condiciones, los astrónomos tienen más información a la hora de identificar posibles planetas que puedan albergar vida, ya que los planetas excesivamente grandes presentan problemas como el que comentamos de poder mantener una atmósfera alrededor.

 

Fuente: adslzone