Son 4 los nuevos chips que forman parte de la familia: 6800K, 6850K, 6900K y 6950X. Todos usan un socket 2011-v3. La versión más barata, el 6800K, cuenta con 6 núcleos, 3.4 GHz, un cache de 15 MB y un TDP de 140W. Su precio es de 434 dólares. La versión más cara, el 6950X, cuenta con 10 núcleos a 3.0 GHZ, una cache de 25 MB y un TDP de 140W, consumo que es el mismo para toda la nueva serie. Su precio, unos inquietantes 1723 dólares.

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Intel lanzó primero los chips Broadwell, y luego vinieron los Skylake, todos en tamaños de 14nm. Siempre espera al final de la vida útil de una arquitectura para lanzar la serie de procesadores E. Estos vienen a sustituir a la Haswell-E que fue lanzada en 2014. La siguiente generación de E que veremos será Skylake-E, pero no será hasta, por lo menos, 2018.

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Las mejoras que presenta la nueva serie Broadwell-E (de 14nm anunciada hoy) con respecto a la Haswell-E (de 22nm anunciada en 2014) son:

  • Mayor frecuencia de la RAM, que pasa de 2133 a 2400mhz.
  • Una mejora de 20 a 25 MB de cache.
  • Thunderbolt 3.0, con hasta 40 GBps de velocidad.
  • Nuevas posibilidades de overclocking,
  • Intel Turbo Boost Max 3.0, que permitirá asociar un proceso a cada núcleo, y aumentar la frecuencia hasta a 3.5 GHz. Esta nueva tecnología permitirá también que cada núcleo funcione a una frecuencia distinta, incluso llegando a alcanzar los 4 GHz dependiendo de la tarea y el núcleo que se le asigne.

En cuanto a similitudes, estos nuevos procesadores siguen usando el socket 2011-v3, y el mismo chipset X99, con lo que una simple actualización del BIOS hará que estos nuevos procesadores sean totalmente compatibles con esas placas, y con la nueva tecnología Turbo Boost Max 3.0. Un buen detalle por parte de Intel, evitando una obsolescencia forzada de nuestras placas base lanzando un nuevo socket cada 2 años.

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Estos procesadores vienen a mejorar el previo tope de gama que formaban el 6700K y el 6600K, con socket 1150. Según afirman desde Intel, estos nuevos procesadores son tan potentes que una tarea sola se les queda corta. Están pensados para el “megatasking”, es decir, estar jugando en 4K a 60fps, y, por otro lado, estar renderizando un video.

Mientras que el mercado del PC tradicional se resiente, los PCs pensados para gaming hechos por piezas se han disparado, y es un mercado que pasará de tener una cuota de 24 mil millones de dólares en 2015, a 30 mil millones en 2018. En Intel están seguros de que estos procesadores serán bien recibidos por los entusiastas.

 

Fuente: PCWorld | adslzone