Quedan algo menos de tres semanas para que la actualización a Windows 10 deje de ser gratuita y Microsoft ya ha comenzado su particular campaña para animar a los usuarios actuales de Windws 7 y Windows 8 a que realicen su actualización antes del próximo 29 de julio. Pero como en otras ocasiones, parece que el método para conseguir que la última versión del sistema operativo de Microsoft utilizado por los de Redmond está causando nuevamente problemas a la compañía.

Salvo que utilicemos herramientas de terceros para controlar Windows Update, el sistema operativo suele guardar siempre una caché con los datos generados por la plataforma con el fin de controlar todo lo relacionado con estas actualizaciones. Esta caché, además de ocupar bastante espacio en el disco duro, suele ser la causa más común de los problemas con las actualizaciones de Windows, por lo que borrar la caché de Windows Update suele ser una de las formas más efectivas para acabar con estos problemas.

Algunos usuarios de Windows 10 están informando que son incapaces de utilizar determinadas aplicaciones que han adquirido en la tienda de Windows.  Concretamente, incluso después de haber pagado por ellas, ven como a la hora de intentar ejecutarlas no se abren y además se les muestra un mensaje en donde se informa que el periodo de prueba de la aplicación ha expirado, visita la tienda de Windows para comparar la aplicación.

Algo que se ha comentado en multitud de ocasiones es la importancia de llevar acabo copias de seguridad periódicas de nuestros datos con el fin de evitar futuros disgustos en el caso de que el sistema resulte dañado o incluso inservible.

Windows 10 puede ser el último gran sistema de Microsoft, al menos a corto y medio plazo. Tal y como se anunció en su momento, en Redmond quieren que Windows 10 se actualice mediante una o dos versiones al año, pero sin llegar nunca al cambio radical que le haga cambiar de nombre. Es decir, Microsoft quiere hacer algo parecido a lo que hace Linux. Pues bien, la llegada de la tercera actualización de Windows 10, Redstone 3, ya se espera para el verano de 2017, mucho antes de lo previsto.

Desde siempre, el desarrollo de Windows ha sido un proceso muy cerrado y privado. En ocasiones contadas, en las fases más avanzadas del mismo se distribuían imágenes ISO a los suscriptores de Technet de manera que estos, como usuarios privilegiados, pudieran probar los nuevos sistemas operativos antes de su lanzamiento y, en el caso de los desarrolladores, poder actualizar sus aplicaciones para hacerlas compatibles con este nuevo sistema. Con Windows 10, todo esto ha cambiado.

Si tienes un ordenador portátil o dispositivo móvil que cuenta con la última versión del sistema operativo de Microsoft, debes saber que incluye algunos ajustes y funciones nativas con las que vas a poder alargar la vida de la batería de tu equipo para que puedas hacer uso de él sin estar tanto pendiente de tener al lado una toma de corriente.

Si eres usuario de Windows, habrás podido comprobar como al instalar una nueva aplicación, un reproductor de vídeo por ejemplo, estos programas no se establecen como predeterminados para abrir aquellos archivos que pueden ser leídos por estas aplicaciones. Sin duda, es algo de agradecer,  ya que cada uno podemos tener nuestras preferencias en este sentido.

No hay nada más frustrante que echar mano de una función en Windows y descubrir que no funciona, una situación a la que muchos usuarios de Windows 10 ya han tenido que enfrentarse. Y es que como hemos visto en otras ocasiones, son ya varias las características o funciones de Windows 10 que de buenas a primeras dejan de funcionar para algunos usuarios.

Una de las principales novedades que llegaron con Windows 10 fueron las apps universales, unas aplicaciones similares a las que solemos ver en dispositivos móviles pensadas para funcionar por igual en todos los dispositivos que ejecuten este nuevo sistema operativo de Microsoft. Las aplicaciones universales buscan abrirse un hueco entre las aplicaciones clásicas a las que estamos acostumbrados y, aunque aún tienen bastante trabajo por delante en este aspecto, poco a poco se van posicionando como aplicaciones básicas de Windows capaces de satisfacer las necesidades de la mayoría de los usuarios convencionales.

A pesar de estar cerca de cumplir un año, Windows 10 es un buen sistema operativo, pero con muchos conceptos que depurar. Uno de estos es, precisamente, la concepción de plataforma universal, donde una misma aplicación debería funcionar por igual tanto en PC como en dispositivos móviles ajustándose automáticamente la interfaz según el dispositivo sobre el que se ejecute. Hasta ahora, los desarrolladores han estado creando las aplicaciones libremente según sus opiniones, sin embargo, Microsoft quiere acabar con la diversidad y proponer una interfaz única para todo su ecosistema de Windows 10.