Según ha alertado la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, muchos lavaderos de cochess utilizan productos que contienen compuestos perfluoroalquilados y polifluoroalquilados, más conocidos como PFAS o “químicos eternos”. Estas sustancias, por desgracia para nosotros, no se degradan naturalmente y pueden permanecer activas durante décadas. Pero lo peor no queda ahí, ya que pueden infiltrarse en el agua y terminar llegando a nuestro organismo.

ESte tipo de sustancias químicas se han detectado en aguas residuales de lavaderos de coches de todo el mundo, incluso superando los niveles considerados como seguros. Según recoge la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA), estos productos sintéticos poseen enlaces de carbono y flúor. Estas uniones son las más fuertes de la química orgánica, haciéndolas prácticamente indestructibles. Por tanto, resisten al paso del tiempo y a ser atacados con procesos de tratamiento de aguas.

El problema sube un escalón más teniendo en cuenta que las plantas depuradoras tampoco son capaces de eliminar estos compuestos, porque no están preparadas para ello. Por tanto, una gran parte de estas sustancias se filtra y llega al agua potable que suministra nuestros hogares y las fuentes públicas. De hecho, en aquellas zonas donde el suministro depende de aguas subterráneas, la cosa es todavía más grave.

En la práctica, las consecuencias son devastadoras. Según estudios científicos, como este metanálisis, la exposición prolongada a estos componentes puede derivar en cáncer de riñones y testículos, así como alteraciones hormonales, daños hepáticos e incluso trastorno del desarrollo infantil. Y otras evidencias también mencionan que afectan al sistema inmunológico, llegando a debilitarlo.

¿Dónde aparecen estas sustancias químicas?

Esta amenaza, una de las más importantes hoy en día y que mucha gente desconoce, no solo aparece en los lavaderos de coches. Podemos encontrar sustancias de este tipo, los químicos eternos, en utensilios de cocina antiadherentes, en envases alimentarios, en textiles impermeables o en extintores de espumas contra incendios. Como ves, es especialmente preocupante, ya que lo tenemos en el día a día.

Ante este escenario de riesgo, la Unión Europea, junto con varios organismos internacionales, está empezando a reaccionar. La ECHA ha iniciado un proceso para limitar el uso de estos productos en entornos industriales y de consumo diario, incluidos los lavaderos de coches. Además, la UE está estudiando una prohibición progresiva que afectaría a más de 10.000 compuestos de esta familia química, aunque la medida no gusta a parte de la industria, que todavía depende de la resistencia al agua y la durabilidad de estos productos.

Alternativas para un lavado seguro

Por suerte y a pesar de la gravedad del problema, hay alternativas que pueden reducir el impacto medioambiental sin tener que renunciar a un lavado eficaz. Además, algunos fabricantes están creando productos de limpieza biodegradables, libres de estos compuestos.

Por el momento, lo mejor que puedes hacer es lo siguiente:

  • Lava tu coche en lavaderos certificados o ecológicos, que garanticen el uso de productos que no contengan estos químicos y dispongan de sistemas de reciclaje de agua.
  • Reduce la frecuencia de lavado de tu vehículo.
  • Emplea métodos de limpieza en seco, con productos biodegradables que eliminen la suciedad más superficial.
  • Infórmate de los productos que se usan en los centros de lavado y exige transparencia.

 

Fuente: adslzone