Un vistazo rápido por las principales plataformas de ecommerce es suficiente para encontrar Smart TV por menos de 150 euros. Aunque haya modelos bastante económicos, las marcas más vendidas siguen siendo las que ofrecen opciones de gama media o alta, como Samsung o Sony. El hecho de que las más baratas no sean las más demandadas ya nos da una pista de que hay «gato encerrado», aunque hay excepciones.
Más allá de lo que los fabricantes reconocen, como un rendimiento más bajo o un almacenamiento limitado, su mayor hándicap es la vida útil. La durabilidad media de las televisiones inteligentes asequibles es mucho menor. Eso da lugar a que el precio no siempre merezca la pena.
¿Cuánto dura una TV barata?
En un informe de BGR, publicado el 20 de octubre de 2025, señalan que las pantallas de los televisores de gama baja duran 45.000 horas de media. Eso se traduce en 1.875 días, o lo que es lo mismo, poco más de 5 años. Es decir, si comprases uno ahora, te duraría aproximadamente hasta 2030-2031. Mientras tanto, una opción más cara puede superar las 100.000 horas de visualización (más de 4.166 días o unos 11 años y medio).
Además, las empresas suelen ahorrar en los componentes, en los materiales y en la falta de un control de calidad riguroso. Eso quiere decir que no solo las pantallas son un problema, sino que las piezas baratas pueden romperse con mayor facilidad y otros elementos podrían comenzar a fallar antes. También son más propensos a sufrir problemas si tu hogar experimenta problemas de energía.
Las piezas que más se rompen
Cuando hablamos de televisores inteligentes low cost, hay varios componentes que se deterioran con mayor facilidad con el uso y el paso del tiempo. La pieza que más falla suele ser la fuente de alimentación, que suele ser de baja calidad y es más proclive a fallar ante las caídas de tensión o las fluctuaciones de corrientes. Su reparación no es cara, pero puede terminar estropeando el panel. Para prevenirlo en TV baratas, una buena opción es usar un protector o estabilizador de corriente.
Otra cosa que se estropea con frecuencia es el panel. Especialmente en la iluminación trasera que alimenta los píxeles, pero puede haber más factores que ocasionen los fallos en la pantalla. En este caso, la reparación no sale tan barata y sale mejor comprar un nuevo televisor.
Otro aspecto en el que se nota la diferencia entre comprar una Smart TV low cost y una de alta gama es el software. Generalmente, los modelos económicos no ofrecen una garantía de años en la actualización de sistemas operativos. Cuando un televisor inteligente deja de tener nuevas versiones disponibles, comienzan las incompatibilidades con apps o, lo que es peor, la falta de correcciones ante vulnerabilidades. Una mejor opción es optar por un modelo no smart (que no se conecte a Internet), que suelen ser más baratos, y comprar sticks con Fire TV o Google TV.
Fuente: adslzone
