Tras la modernización del Juan Carlos I, que ha movilizado a más de 300 profesionales y cerca de 40 empresas entre julio y noviembre de 2025, la Armada volverá a utilizarlo en operaciones militares. Anteriormente,  ha servido para importantes ejercicios de la OTAN y ha prestado apoyo civil durante el terremoto de 2023 en Turquía y durante la emergencia por la DANA en 2024. Desde verano, el buque ha recibido tratamientos y, ahora, Navantia afirma que sus labores de mantenimiento y modernización lo dotan de un mayor poder naval para prestar ayuda donde España lo necesite.

Principales características del buque Juan Carlos I

El L-61 permite un desplazamiento de unas 26.000 toneladas, con una eslora que mide 231 metros y una manga de 32 m. Según especifica Navantia en un vídeo oficial publicado en YouTube, la capacidad aérea que se prevé que este buque tenga es de transportar y operar hasta 30 aeronaves, entre helicópteros medios y pesados; o bien entre 10 y 12 aviones F35B o AV-8B+, más un número similar de helicópteros medios.

El reemplazo del sistema de propulsión

El primer objetivo del trabajo de Navantia en el astillero de Puerto Real era remplazar el sistema de propulsión, para mejorar el rendimiento y asegurar la operatividad futura. Héctor Árias Macías, capitán de corbeta y jefe de máquinas del buque Juan Carlos I, ha explicado que el sistema original databa del año 2010: «Por las mejoras tecnológicas que vivimos, correspondía actualizar este sistema a un sistema más moderno y más resiliente, que durará mucho más tiempo».

Raúl Torres Fernández, capitán de corbeta del cuerpo de Ingenieros y coordinador de varada del JC1 de la Jefatura de Mantenimiento del Arsenal de Cádiz, explica que este nuevo sistema es «más robusto y ofrece una mayor fiabilidad». Gracias a ello, el equipo espera que el mantenimiento sea más escaso y eficiente. Torres detalla que la modificación hará que el Juan Carlos I tenga una mayor disponibilidad y averías mínimas. 

Manuel Jímenez Medina, jefe de buque de Navantia Cádiz, explica que los principales problemas que han tenido estaban relacionados con la recepción de material, sobre todo teniendo en cuenta los plazos. Además, José Luis Gallardo, también jefe de buque de Navantia Cádiz, cuenta que, como la obra se ha realizado principalmente en verano, han tenido dificultades para trabajar en algunos momentos por el calor. Pese a estos inconvenientes, el buque ya está listo para ponerse a flote otra vez.

Cambios del buque portaaeronaves

Además del sistema de propulsión, Navantia aclara que, en estos meses, han aplicado otros cambios destacables:

  • Desmontaje de los “Pods” existentes.
  • Desinstalación de 48 equipos del sistema anterior.
  • Instalación de 50 nuevos equipos de propulsión de nueva generación.
  • Tendido y conexión de 35.000 metros de cableado nuevo (fuerza y control).
  • Reconexión de 31.000 metros de cableado reutilizable.

El L-61 es un buque que, desde que fue entregado a la Armada en 2010, ha sobresalido por su versatilidad, autonomía y capacidad logística. Se usó en operaciones de la OTAN, participó en ejercicios de proyección de fuerza en el Mediterráneo Oriental y en el Báltico junto a otros países de la Alianza, e incluso demostró sus capacidades de apoyo humanitario, trasladando ayuda y medios aéreos a la Comunidad Valenciana durante la DANA de 2024. Sus últimas labores, antes de quedar varado en el astillero de Navantia, fueron la ejecución de operaciones anfibias complejas en la costa de Estados Unidos.

 

Fuente: adslzone