Ya no es cuestión solo de garantizar tu seguridad y la de los demás, sino también de dejar todo bien documentado para evitar problemas legales o con el seguro más adelante. Y ojo, porque un pequeño despiste en este proceso puede complicarlo todo mucho más de lo que imaginas. Aunque no suelas tener accidentes al volante, te conviene conocer esta información.
He tenido un accidente, ¿qué hago?
Lo primero y más importante tras un accidente es mantener la calma. Puede sonar obvio, pero en una situación de estrés es lo más difícil. Lo siguiente es asegurar la zona, apartando el vehículo al arcén si es posible, colocando los triángulos de emergencia a la distancia adecuada y encendiendo las luces de emergencia. Tu objetivo en este punto es claro: evitar que el accidente inicial provoque otro. Solo cuando el lugar esté bien señalizado podrás actuar con tranquilidad.
Si hay heridos, la prioridad absoluta es llamar a emergencias. Da igual que las lesiones parezcan leves, siempre hay que avisar al 112 para que quede constancia y se valore la situación. Muchas veces un golpe que parece no tener importancia puede complicarse si no se trata a tiempo. Además, la presencia de los servicios médicos servirá como prueba documental en caso de reclamaciones posteriores.
Con la zona segura y las emergencias avisadas, llega el momento de recopilar todas las pruebas posibles. Aquí el móvil se convierte en tu mejor aliado: haz fotos del lugar del accidente, de los coches implicados, de las matrículas, de los daños, de las señales cercanas y de cualquier detalle que pueda servir más adelante. Si hay testigos, pide sus datos y, si acceden, una breve declaración. Cuanta más información reúnas, más fácil será defender tu versión en caso de conflicto.
El siguiente paso es rellenar el parte amistoso del accidente. Es un documento clave porque recoge la versión de los conductores implicados y sirve como base para que las aseguradoras gestionen el siniestro. Si no hay acuerdo, lo mejor es que cada conductor complete su propio parte por separado, guardando siempre una copia. Nunca firmes nada con lo que no estés de acuerdo, ya que después será complicado rectificar.
Otro punto que muchas personas desconocen es que, si has sufrido lesiones, tienes un plazo de 72 horas desde el accidente para acudir a urgencias y dejar constancia médica. Pasado ese tiempo, será prácticamente imposible que se reconozcan oficialmente como derivadas del siniestro. Esto es clave si quieres reclamar daños físicos al seguro o al responsable del accidente.
Tu aseguradora también debe estar al tanto. La ley establece un plazo de 7 días para informarles del accidente, enviarles el parte, las fotos y cualquier documento relacionado, incluyendo el atestado policial si lo hubiera. No te retrases porque las aseguradoras pueden usar ese incumplimiento como excusa para ponerte trabas.
Finalmente, si has sufrido daños materiales o personales, podrás reclamarlos al seguro, pero para ello es imprescindible contar con el alta médica en caso de lesiones. Hasta que no te recuperes y un médico certifique que ya no requieres tratamiento, no podrás cerrar la reclamación. Este paso es fundamental para que la indemnización cubra no solo los gastos médicos, sino también el tiempo que hayas estado de baja o cualquier perjuicio derivado.
Hay que tener en cuenta una situación especial: ¿qué ocurre si el otro conductor se da a la fuga? En ese caso, la prioridad es llamar a la Policía o la Guardia Civil. Ellos levantarán un atestado oficial que servirá para acreditar los hechos y, con él, tu seguro podrá reclamar al Consorcio de Compensación de Seguros o al seguro del responsable si finalmente se le identifica. Nunca intentes perseguir al vehículo que huye, porque puedes poner en riesgo tu seguridad y la de los demás.
Fuente: adslzone