Si haces memoria, seguro que recuerdas más de un incidente con un cajero automático. Llevamos usándolos décadas y por simple probabilidad es más que posible que hayamos tenido algún encontronazo que otro. Algunos pueden acabar en una anécdota, pero en otros casos las consecuencias son más serias.

Sacas una cantidad errónea

Puede pasar tanto recibiendo menos como recibiendo más. En el primero de los casos pondrás el grito en el cielo preguntándote dónde está tu dinero. Y en el segundo, al menos al principio, lo celebrarás. Es más que probable que te venga a la cabeza esa cita de Terminator 2 en la que el joven John Connor dice «dinero fácil». Pero no creas que es tan fácil, puesto que acabarás sufriendo las consecuencias y deseando que tu cajero nunca te hubiera dado más de lo debido.

Primero de todo, no alucines con el dinero extra o con el que te falte, porque en ningún caso lo vas a conservar por amor al arte. Si el cajero está en una oficina bancaria y se encuentra abierta, entra lo antes posible y explica lo que ha pasado. Lleva el comprobante que te haya dado el cajero y sabrán solucionarlo con rapidez. Si hay algún mensaje extraño que haya aparecido en la pantalla del cajero, haz una foto. Tampoco está de más que hagas una foto al propio cajero automático, sobre todo en el caso de aquellos bancos en los que hay hileras de máquinas. Así recordarás exactamente en cuál te ha ocurrido.

Luego ponte en contacto con el banco por teléfono. Posiblemente no sea necesario que te quedes en el propio cajero montando guardia, aunque si te ha dado mucho dinero de menos lo más probable es que no te quieras ir a casa simplemente. Todo dependerá de la hora, el día y del contexto. Además, puede haber otras situaciones en las que sí sea necesario que sigas, como que descubras que la falta de dinero es porque has sido víctima de algún tipo de trampa o scam en el cajero.

Si has recibido dinero de más, no pienses en irte simplemente, porque al final será algo que se descubra. El banco aplicará el cargo en tu cuenta o te lo acabará reclamando de una u otra manera. Piensa que ese dinero no es tuyo y que no es que te haya tocado la lotería o algo parecido.

El banco se come la tarjeta

Esto puede ocurrir si tu cuenta está en números rojos si debes dinero, pero no hablamos de ese tipo de caso. Lo que planteamos es que el cajero, por un error, se haya tragado la tarjeta y no la esté expulsando después de haber leído el código magnético. No todos los cajeros requieren que sigamos metiendo la tarjeta, lo cual evita que nos expongamos a este problema, pero sí que sigue siendo algo habitual. En este tipo de caso, como te decíamos antes, lo primero será entrar dentro y contar lo sucedido.

Es poco probable que puedan darte la tarjeta al instante, dado que hay unos procedimientos y sistemas de seguridad que lo evitarían. O quizá el banco está cerrado y nadie pueda ayudarte de una manera presencial. En cualquier caso, lo que tienes que hacer es llamar. Y, a partir de aquí, tienes dos opciones. La más rápida es que pidas que te manden tu tarjeta a casa en el momento en el que la hayan recuperado del cajero. No debería pasar demasiado tiempo para que eso ocurra. La más lenta, pero al mismo tiempo más segura, es solicitar la anulación de esa tarjeta y esperar a que te manden una nueva.

La segunda opción, aunque un poco más molesta, acaba siendo la mejor. Piensa que quizá el cajero no esté expulsando tu tarjeta porque estés siendo víctima de alguna estafa por parte de ladrones que hayan modificado el cajero. Si cancelas la tarjeta cuanto antes, por mucho que esos ladrones la consigan, no podrán utilizarla para nada. Por lo tanto, acaba resultando un plan mucho más conveniente.

Los ladrones hackean el cajero

Algunas de estas ideas quizá te suene a ciencia ficción, pero son reales. La buena noticia es que la mayoría de cajeros están preparados para detectar estas acciones y que así los hackers no se puedan salir con la suya. Pero nunca está de más que tengas en cuenta los problemas con los que te puedes encontrar en este aspecto y que sepas cómo evitar que te arruinen el día.

Una de las cosas que pueden hacer los hackers es poner pequeñas cámaras que apuntan hacia la zona en la que se introduce la tarjeta. Su objetivo es poder ver el número y el código de seguridad de tres dígitos que está en la parte trasera. De esa forma podrían llegar a usar tu tarjeta en Internet sin que seas consciente de ello. Para evitarlo, tapa la zona de los números de seguridad lo máximo posible mientras estás poniendo la tarjeta en la ranura del cajero automático.

Además, hay algunos delincuentes que han ideado accesorios que se colocan en la ranura de entrada y que sirven como lectores falsos de la tarjeta. Están conectados al sistema original del cajero, de forma que tú puedes hacer la operación sin ningún tipo de error. De lo que no te das cuenta es de que ese accesorio ha hecho una copia de los datos introducidos, cayendo así en manos de los delincuentes.

Por último, no te olvides de lo importante que es esperar a que la sesión de retirada de efectivo se haya cerrado para que puedas dejar el cajero libre. Cada vez hay modelos de cajero más avanzados y algunos permiten continuar la sesión incluso al devolverte la tarjeta, poro lo que debes ser muy cuidadoso con ello.

 

Fuente: adslzone