Durante los últimos años, muchos hogares han tomado la decisión de situar cámaras de vigilancia en el interior de los mismos. Tanto como medida de vigilancia para evitar la intromisión de los amigos de lo ajeno, como fórmula para poder controlar a sus mascotas durante el tiempo en el que nuestra vivienda se queda vacía. Sin embargo, no siempre hemos pensado en los riesgos que podemos tener si nos terminamos por decantar por este tipo de opciones.

En la mayoría de los casos, estas cámaras envían imágenes a tiempo real a nuestro smartphone. Incluso disponen de sistemas de alertas que nos envían notificaciones a nuestro teléfono móvil en el caso de que se detecte algún tipo de movimiento que no se tenga en cuenta dentro de la normalidad. Desde fuera, todo es comodidad y protección. Pero, ¿cómo de vulnerables somos con ellas? Te lo contamos.

Evita ser vulnerable ante los hackers

Como ya hemos mencionado, la principal ventaja que nos ofrecen las cámaras de interior es que nos permiten acceder a ellas a través de nuestro dispositivo móvil. A priori, es una solución muy cómoda, ya que no es necesario desplazarnos a ningún lugar físico para comprobar que todo está bien. O, al menos, así lo parece.

Sin embargo, la realidad es que este método resulta muy sencillo de hackear para aquellos que cuentan con los conocimientos y herramientas adecuadas. En la mayoría de los casos, para realizar la sincronización y conexión de las cámaras debemos acceder a ellas por medio de nuestra cuenta en una plataforma como pueden ser Google, Apple o Amazon.

Cualquier filtración de datos puede ser más que suficiente para que un posible ladrón conozca todo lo que está pasando en el interior de nuestro hogar sin mucho esfuerzo. Pudiendo utilizar esta información a su antojo.

Las grandes tecnológicas todavía generan desconfianza

Tenemos que remontarnos al año 2019 para acudir a una de las grandes crisis de confianza que han azotado a empresas como Wyze, uno de los referentes dentro del sector de las cámaras inteligentes y de los productos de hogar avanzados tecnológicamente. Durante ese año, la compañía recibió información que demostraba que personas ajenas a cualquier instalación podían acceder a los vídeos que se almacenaban en las tarjetas MicroSD de las cámaras. La solución, al menos en el corto plazo, fue la de recomendar que los usuarios actualizaran los sistemas de sus cámaras.

Eufy, otra de las compañías de referencia del sector, siguió un recorrido bastante similar ante una crisis idéntica. Sin embargo, en este caso, la empresa afirmaba que toda la información de sus productos estaban cifradas y que los datos se almacenaban únicamente de manera local. Sin embargo, y como se demostró a posteriori, esto no era cierto. Puesto que se evidenció que las vistas previas se almacenaban sin ningún tipo de cifrado en los servidores de Amazon Web Services.

De manera paralela a ambos escenarios, no podemos olvidar que si una persona externa que cuente con el número de serie de la cámara, una marca de tiempo UNIX y el método adecuado puede acceder al contenido del interior de nuestra vivienda, la organización proveedora del dispositivo también podrá.

Cámaras exteriores como solución

Con el objetivo de evitar situaciones como las descritas anteriormente, las cámaras de exterior continúan consolidadas como una solución para un creciente número de personas. Este tipo de dispositivos están especialmente diseñados para asegurar su funcionamiento incluso cuando nos encontramos con entornos climáticos de riesgo: como es el caso de las olas de calor tan habituales en España durante los últimos años o las precipitaciones.

Además, centrándonos en la privacidad, las cámaras exteriores únicamente podrán dar información a los hackers de los espacios exteriores de nuestra vivienda. En ningún caso del interior de nuestra vivienda ni de las conductas que tenemos en la misma. Por lo que, a efectos prácticos, devuelven una información muy similar a la que obtendríamos en Google Street View.

En seguridad doméstica, opta por la eficiencia de los sistemas tradicionales

Si bien es cierto que estar al tanto de la innovación en cualquier sector es clave en términos de bienestar, no podemos afirmar lo mismo cuando se trata de algo tan importante como es la seguridad doméstica. Optar por cámaras de interior implica, en la mayoría de las ocasiones, afrontar un gasto que no termina de ser eficiente: por todos es sabido que no disponemos de capacidad de reacción las 24 horas del día, por mucho que nuestro teléfono móvil se encuentre siempre situado a escasos centímetros de nosotros.

Los sistemas de alarma tradicionales son capaces de detectar a posibles intrusos, disuadirlos por medio de diferentes sistemas y, en último término, avisar a las autoridades pertinentes. Además de resultar bastante más compleja su desactivación. Siendo una opción que, a día de hoy, continúa posicionada como una inversión mucho más rentable que el resto de las innovaciones que continúan emergiendo en el mercado y que a buen recaudo que en algún momento del futuro se situarán como la opción más segura y preferida por los usuarios. Pero no en el momento de escribir estas líneas.

 

Fuente: adslzone