Los fabricantes, por norma general, recomiendan que siempre circules con una batería que esté entre el 20% y el 80% de su capacidad. Si lo haces fuera de estos rangos, las pilas que forman las celdas de la batería pueden perder su funcionalidad a largo plazo, sobre todo si lo haces repetidamente y cuando la batería está cada vez más próxima al 0%. De hecho, para evitar esto, las marcas incluyen un buffer, un elemento de seguridad que está dentro de las baterías y cuya función es que no se descarguen del todo (las deja al 2%). Por eso, cuando un coche eléctrico te marca un porcentaje de carga, en realidad tiene un poco más de lo que aparece en el cuadro de instrumentos.

No te quedes sin batería en tu coche eléctrico

Además del trastorno que puede ocasionarnos quedarnos tirados, es muy poco recomendable que esto suceda, también desde el punto de vista mecánico. Al contrario de lo que suele pasar con los «coches estándar», los eléctricos pesan bastante más que su contraparte de las mismas características. Esto impide que vayas a poder remolcarlo tú mismo hasta una zona de carga o al menos que te cueste mucho más.

Más allá de ese esfuerzo extra, que te debería hacer llamar inmediatamente al servicio de asistencia que tengas con tu seguro, tampoco el remolque es recomendable para la mecánica. Por ejemplo, se puede llegar a dañar la batería, el motor o el inversor. Si te has quedado tirado en un lugar poco seguro, algunos modelos del mercado permiten encender el coche en modo de emergencia para que pueda moverse a unos 10 km/h durante 1 km para colocarlo en algún lugar más seguro o, con suerte, llegar a alguna electrolinera.

El motivo principal por el que no se recomienda remolcar un coche eléctrico que se ha quedado sin batería y en su lugar subirlo a una grúa es porque se activa la regeneración de la batería con el KERS y esto no está adaptado para que funcione si el coche está apagado.

Ansiedad o multa como consecuencias

Los conductores de coches eléctricos son más propensos a que aparezca la ansiedad o angustia por la falta de autonomía (range anxiety). Evidentemente, no les suele ocurrir a un conductor de un coche gasolina o diésel, que tienen mayores cantidades de kilómetros que se pueden hacer. El conductor de un EV requiere ser más previsor para no comenzar a agobiarse cuando vea en el ordenador de a bordo que su coche se queda sin batería rápidamente y no tiene ninguna electrolinera donde cargarlo.

Otra consecuencia es una posible multa, Al igual que pasa a los conductores de un motor de combustión si se quedan sin carburante en mitad de la carretera, si no tienes batería y te quedas tirado en medio de la vía, es un hecho sancionable con hasta 200 euros de multa (artículo 90 del Reglamento General de Circulación). El RGC en ese punto no sanciona la falta de gasolina o batería como tal, pero sí las circunstancias que normalmente rodean a esta incidencia: estacionar en un lugar indebido (casi inevitable) y realizar maniobras que pongan en riesgo al conductor o a otros usuarios de la vía.

 

Fuente: adslzone