En tu mano podría encontrarse tomar una buena o una mala decisión. Y el problema es que, más allá de lo que te recomiendan los especialistas, al final todo pasa por ti. Por ello, es importante que, antes de tomar la decisión de comprarle un móvil a tu hijo, tengas en consideración muchos factores.

Ahora te hablamos de todo ello, pero para que vayas abriendo boca, te podemos decir que lo que consideran más habitual los expertos, científicos y especialistas en desarrollo infantil, es que el primer móvil llegue, como pronto, alrededor de los 13 años. No obstante, hay muchas excepciones y aspectos a valorar tal y como vas a ver.

¿Está preparado para tenerlo?

Esa es una de las grandes preguntas y una que, por otro lado, posiblemente solo tú puedas responder. Los padres son quienes conocen mejor a sus hijos y saben de qué pie pueden cojear. En este aspecto, seguro que te puedes imaginar si tu hijo está preparado para que entre en su vida un elemento como un móvil, el cual podría llegar a impactar con fuerza en su día a día. No obstante, no tienes que confiar al 100% en esa supuesta madurez que podría tener tu hijo, porque nunca sabes cuál va a ser el efecto de disponer de uno de estos dispositivos. Quizá te sorprendas y el resultado sea totalmente distinto, aunque, como punto de partida, tu conclusión será buena.

Piensa que hay niños que no han madurado lo suficiente como para disponer de un móvil y que quizá ya tienen otros elementos a su alrededor que les impiden seguir progresando. Si a un joven que tiene problemas con los estudios, que no se concentra lo suficiente o que no sabe organizar su tiempo, le proporcionas otra herramienta de dispersión, le estarás poniendo la vida todavía más difícil (por mucho que te abrace y te diga cuánto te quiere por haberle comprado el teléfono).

¿Lo necesita?

También te tienes que hacer esta pregunta. ¿Por qué le vas a comprar el móvil a tu hijo? Hay padres que se lo dan a sus niños incluso a una temprana edad de 10 años. ¿Pero realmente hay algún tipo de motivo para hacerlo? Una de las razones que mencionan más padres es que, dándole un móvil a los niños, tienen la seguridad de saber dónde se encuentran en todo momento y que así también les puedan llamar. Es un argumento sólido, no hay duda, pero se puede discutir.

En realidad, simplificar esta situación y necesidad con un móvil, sobre todo con un smartphone, resulta una decisión poco acertada. En su lugar, podría ser mejor que le dieras a tu hijo un smartwatch u otro tipo de wearable. Piensa que ya hay dispositivos que están diseñados pensando en los niños y en la capacidad de los padres de comunicarse con ellos a distancia. Por supuesto, también tienen funciones de GPS. Por ello, no es tan necesario que recurras a un móvil.

Podría ser que, por ejemplo, tu hijo te lo pidiera para poder hacer trabajos de la escuela o consultar cualquier tipo de cosa en Internet. Pero no olvides que el ordenador sigue estando ahí y que funciona para todo ello con un mayor nivel de flexibilidad.

¿Es algo más que un capricho?

Los niños son niños y, como tales, se pueden encaprichar de algo. Es posible que te vean a ti estar pendiente del móvil o incluso a sus hermanos mayores. Ellos mismos se plantearán por qué no podrían tener también un móvil si todo el mundo en casa lo tiene. Ese método de actuar entraría dentro del capricho y no habría gran necesidad de caer en ello, puesto que sabrías, al mismo tiempo, que el niño no ha madurado lo suficiente para poder disponer del dispositivo y de todo lo que supone.

Otra situación puede ser que los amigos de tu hijo sí tengan un móvil y que él se esté encontrando apartado debido a este motivo. Esa situación sería realmente complicada, ya que no quieres que tu hijo sea el raro del grupo que siempre se queda al margen mientras sus amigos están en el teléfono. Los tiempos cambian y hoy día es muy común ver a preadolescentes que quedan para salir y luego están más pendientes de sus teléfonos que de la compañía que tienen al lado. Si esta fuera la situación, tendrías que analizar muchos detalles y si es posible que la compra del móvil no acabe siendo tan problemática.

Señales de alarma que tener en cuenta

Como se expone en distintos estudios, los especialistas piden a los padres que estén al tanto de una serie de señales de alarma que vendrían a confirmar que los niños no están listos para su primer móvil. Es el caso de aquellos jóvenes que ya se distraen demasiado con otros dispositivos tecnológicos hasta el punto en el que les puede afectar a dormir el tiempo suficiente.

Si tu hijo es de los que se acuesta tarde o no sigue tus indicaciones a la hora de irse a dormir porque está usando el ordenador, viendo la tele o jugando a la consola, posiblemente no harás nada bueno al darle un móvil. Lo mismo se aplica no solo a dormir, sino a hacer los deberes, estudiar, realizar las tareas domésticas que les encomiendes o mantener un buen equilibrio entre el ocio del que se disfruta en casa y el que tiene lugar fuera de ella.

Otra señal de alarma es la falta de socialización. ¿Tiene tu hijo amigos o cuenta con una vida social plena ya sea dentro o fuera de la familia? Un móvil puede fomentar el encerrarse más en sí mismo y que se produzcan más problemas en lo relacionado con su capacidad para socializar. Por último, tendrás que valorar si tu hijo tiene autocontrol y si es capaz de razonar en cuanto a los riesgos a los que se expondría en la red. El ciberacoso, los problemas que se pueden producir en las redes sociales y otros tipos de obstáculos, podrían ser demasiado para la madurez del niño.

¿Qué hacer entonces?

Como te decíamos antes, la decisión de los padres es la definitiva. Pero no la tomes a la ligera. Como has visto, hay muchos factores que se deben tener en cuenta. Con algunos niños, ante la falta de capacidad de retrasar más la compra del móvil, lo que hacen los padres es recurrir al control parental y a la restricción de ciertos contenidos. Aquellos que suelen estar en la lista de las aplicaciones y elementos más bloqueados son todo lo relacionado con el gaming y las redes sociales.

Algunos padres bloquean hasta los navegadores, para que los niños solo puedan usar algunas herramientas de mensajería bajo supervisión, las aplicaciones de posicionamiento y las llamadas. Si al final te decides y le compras un móvil a tu hijo, será importante que hagas un buen seguimiento de su actividad, tanto de lo que hace con el móvil como de sus propias acciones más allá del uso del teléfono. Lo que no quieres es que el móvil provoque cambios negativos en el niño o en su personalidad. ¡Buena suerte!

 

Fuente: adslzone