El sector del automóvil ha pasado por tantas fases y adaptaciones que su identidad se ha ido tambaleando a razón de cada una de las últimas tendencias. El coche de hidrógeno ha sido una de ellas, una que, eso sí, todavía no ha despegado, aunque sigue despertando la curiosidad de los conductores. Si como nosotros, en algún momento te has entusiasmado por la idea del coche de hidrógeno, te recomendamos que sigas leyendo para descubrir las cosas que menos se saben sobre este tipo de coche.

No es tan ecológico como puedas creer

Uno de los objetivos del desarrollo de nueva tecnología para los motores de los coches es reducir la contaminación y así poder eliminar el estigma que ha perseguido a los vehículos durante tanto tiempo. El problema es que el hidrógeno, como método de combustible, no es tan ecológico como se pueda imaginar. En la teoría lo es, pero en la práctica… la cosa cambia.

Se suele decir que es un sistema totalmente verde porque hay hidrógeno en todas partes. Se encuentra en el agua o en la materia orgánica, así como en otras sustancias. No obstante, cuando se trata de establecer unos sistemas de extracción de hidrógeno, siempre se busca el ahorro y ser lo más prácticos posibles. Y eso significa recurrir a la transformación del hidrógeno mediante el uso de gas natural, lo que conlleva una serie de problemas obvios. Pero esa es la forma más económica de hacerlo y la que acabaría instaurándose en un contexto real. Según Bosch y su Automotive Handbook, no hay ninguna ventaja en el uso de hidrógeno con gas natural en comparación al uso de gasolina tradicional.

Salvaría muchas vidas

El hidrógeno es totalmente inflamable y eso no es algo que se pueda ocultar. Pero hay una importante diferencia respecto a otros combustibles que haría que un accidente tuviera menos posibilidades de acabar con víctimas mortales: el peso. El hidrógeno es realmente ligero, exactamente 14 veces más ligero que el aire. Así que si se produjera un accidente y el depósito quedara expuesto, no tardaría demasiado en disiparse en el entorno. Eso evitaría las explosiones de combustible que se encuentran entre las principales causas de fallecimientos en carretera como consecuencia de una colisión.

Se han realizado multitud de pruebas de resistencia y simulaciones de accidentes en las que se ha comprobado que el hidrógeno es totalmente seguro. Es más, incluso en casos en los que el hidrógeno ha comenzado a arder, el contacto con el aire ha sido tan rápido que no se ha producido ningún incidente. Otro caso práctico que se ha realizado en repetidas ocasiones consiste en disparar a los tanques de hidrógeno para ver qué ocurre. En estos casos, la liberación del hidrógeno ocurre a máxima velocidad y el depósito no llega a explotar. Por ello, es un sistema que garantiza un alto nivel de seguridad, incluso en las gasolineras, donde los depósitos suelen estar bajo tierra.

Los fabricantes pierden dinero

No te debería extrañar que el coche de hidrógeno no esté avanzando a mayor ritmo, puesto que los fabricantes del sector del automóvil no se han encontrado precisamente con un buen negocio. Desde 2002, cuando se lanzaron los primeros coches autorizados para su conducción por parte del público, han llegado más modelos a las tiendas, pero nunca de una manera masiva.

Honda fue la primera en probar suerte y no quedó muy convencida. Hyundai siguió sus pasos y se encontró con que su primer coche de hidrógeno vendió, entre 2013 y 2015, la cifra de 273 unidades, una cantidad insuficiente para justificar el desarrollo de estos nuevos vehículos. Posteriormente Toyota sorprendió al mundo con el Mirai, que fue el coche de hidrógeno mejor planteado y que más posibilidades tenía de triunfar. Pero las estimaciones apuntaron a que el fabricante perdía 100.000 dólares por cada coche que vendía. Entre 2014 y 2019 el coche vendió 10.000 unidades, una cifra más decente, pero tampoco espectacular (en especial teniendo en cuenta las pérdidas).

Con el tiempo, Toyota vio que el mercado estaba tan parado que decidió ofrecer a sus rivales toda su tecnología y patentes relacionadas con los coches de hidrógeno de forma gratuita. No es precisamente una decisión que se tome cuando el mercado está floreciendo.

Hay un coche de hidrógeno mini

El Toyota Mirai que hemos mencionado antes siempre ha sido la punta de lanza para intentar que el público tenga interés por estos coches. Para tratar de estandarizar más su disponibilidad y mostrarle al mundo cómo funcionan, la propia Toyota diseñó en 2021 una réplica del Mirai a escala 1:10 que permite disfrutar del coche con un sistema de radiocontrol que copia todo lo que incorpora el coche en su versión real.

Esta versión mini dispone incluso de sus tanques de hidrógeno y su motor diseñado de la misma forma, pero a una escala de pequeño tamaño. La intención es que el mundo vea que hay muchas posibilidades con el hidrógeno y que su aplicación se puede llevar a cabo en todo tipo de coches, no solo en modelos estandarizados. Es otra de las acciones de Toyota en su cruzada a favor del hidrógeno con el objetivo de intentar favorecer un tipo de energía alternativa a las tradicionales.

La recarga de hidrógeno

A día de hoy es fácil ubicar los sistemas de alimentación de los coches que se utilizan de manera más habitual: la gasolina en las gasolineras y la electricidad, por ejemplo, en casa al aparcar el coche eléctrico. ¿Pero y el hidrógeno? La respuesta es sencilla: en estaciones de carga de hidrógeno. Si no has visto ninguna en tus viajes no tienes que sorprenderte, puesto que por ahora su instalación no ha gozado de una gran cobertura. El plan es aumentar la presencia de estas estaciones de repostaje en paralelo a la disponibilidad de una mayor cantidad de vehículos en las carreteras.

En España puedes repostar combustible en distintos puntos: Zaragoza, donde tienes tres estaciones públicas, Madrid, Sevilla, Puertollano y Albacete. En otros países hay una mayor presencia, pero en general todo el planeta está adoptando estas infraestructuras poco a poco. Un aspecto derivado de esto que debes tener en cuenta es que el repostaje del tanque de hidrógeno es realmente rápido, por lo que aunque haya pocos puntos donde hacerlo seguro que no se llegan a formar colas. En pocos minutos, el tanque estará lleno.

Exprimen muy bien su combustible

No se puede negar que el Mirai ha hecho grandes cosas por el hidrógeno por mucho que, a día de hoy, sea un tipo de vehículo que todavía necesita madurar. A finales de 2021, por ejemplo, el piloto profesional Wayne Gerdes colaboró con Toyota con la intención de poner el coche de hidrógeno de nuevo en todos los titulares. La misión en este caso era conseguir que se demostrara lo mucho que se aprovechaba el combustible y las posibilidades que tenía un vehículo de estas características.

Con el depósito lleno con un total de 5,65 kg de hidrógeno, el piloto llegó a conducir la friolera de 1.360 kilómetros, un hito que ayudó a que el coche entrara en el Libro Guinness de los Records. Se demostró que aprovechando un tipo de conducción segura y eficaz, y el uso del hidrógeno, era posible llegar a cubrir una distancia tan enorme como esta sin tener que preocuparse de repostar.

El hidrógeno espera su turno

No obstante, aunque son muchas las curiosidades del coche de hidrógeno que quizá no supieras y que, en cierto modo, despiertan el interés por el vehículo, por ahora todavía no ha llegado su momento. Se desconoce si acabará ocurriendo o no a la vista de la competencia que hay en el mercado y de las distintas alternativas que se están probando.

Al menos, eso sí, hay muchos fabricantes que continúan apostando por el hidrógeno para, poco a poco, experimentar e intentar que este tipo de vehículo llegue a tener más presencia. Si es algo que resulte de tu interés, le puedes echar un ojo a nuevos modelos de hidrógeno como el Hyundai N Vision 74, el Toyota GR Yaris H2 o el BMW iX5 Hydrogen, que llegan pisando fuerte. También resultan interesantes los modelos Renault Scenic Vision y Hyperion XP-1. Quién sabe, quizá en 5 o 10 años acabes conduciendo un coche de hidrógeno. ¿Te gustaría?

 

Fuente: adslzone