El coche eléctrico no es barato y España lo sabe

Al coche eléctrico le está costando despegar en España, y que sea más barato no es precisamente su gran fuerte. A menos de una década para que se cumpla el primer plazo dado por la Unión Europea para la electrificación de su parque automovilístico, en la actualidad nuestro país solo cuenta con aproximadamente 180.000 vehículos eléctricos, muy lejos aún de poder cumplir el objetivo de llegar hasta los cinco millones antes de 2030.

Con los híbridos ganando cada vez más cuota de mercado, los eléctricos e híbridos enchufables tienen ante sí diversos retos presentes y futuros para poder llegar al público. Nadie se sorprenderá si decimos que nuestro país se sitúa en los puestos de cola en la implantación de la movilidad eléctrica.

Los altos precios y la falta de una red de carga pública operativa y fiable lastran unas ventas que vamos a necesitar de cara a los próximos años. El informe elaborado por la auditoría Grant Thornton, deja patente el problema que tiene España, que a su vez cuenta con uno de los parques automovilísticos más envejecidos de la Unión Europea. Ahora bien, ¿qué hay del reto de hacer al coche eléctrico más barato? Poco y nada, pues nuestro país todavía no ha encontrado la solución.

Qué pasa con el abaratamiento de las baterías

El sector automovilístico tiene un protagonismo clave en la economía española, con un peso de aproximadamente el 10% del PIB, según datos del Ministerio de Industria. En 2020, los últimos datos recogidos, España fue el segundo mayor productor europeo de automóviles y el octavo a nivel mundial.

Sin embargo, ahora debe asegurar la adaptación para que el 100% de los vehículos que se produzcan no emitan gases que contribuyan al calentamiento global por lo que la industria de la automoción se enfrenta a un reto colosal que se una a que el coche eléctrico sea más barato… pero no lo consigue.

Este es un lastre importante, pues es sensiblemente mayor que el de los coches de gasolina o diésel, aunque se espera que para el año 2025 estos sean similares a los de los automóviles de combustión. La razón principal será el abaratamiento de las baterías, que es el componente que más repercute en el precio final.

Gracias a ello, se presumía que los automóviles eléctricos acabarían destronando a la competencia por mera fuerza de mercado. Pero las cosas no están saliendo como se esperaba. Esto es porque estas unidades determinan una parte considerable del precio del coche eléctrico para que pueda ser más barato. Y su composición, generalmente en base a metales como el litio o el níquel, las expone ante los bandazos en el precio de estos elementos. Concretamente, el litio de alta pureza ha más que triplicado su precio en los últimos tiempos, mientras que el del níquel, el grafito o el cobalto se ha más que duplicado.

Su ‘boom’ llegará cuando cuesten entre 25.000 y 40.000 euros

En los tiempos más recientes, no obstante, destaca especialmente la contracción de la oferta de materia prima proveniente de Rusia. Ahora bien, conseguir ese objetivo pasa primero porque la investigación y el desarrollo industrial del coche eléctrico avancen rápidamente en reducir en gran medida los costes de producción.

Todo para que, finalmente, eso se traduzca en un precio más asequible para el consumidor. Aunque se van aprobando numerosas y cuantiosas ayudas para recorrer ese camino, va a ser todo un reto cumplir con las fechas tope que cada país se va imponiendo.

Todo ello hace porque a mayor parte de los fabricantes han empezado lanzando coches eléctricos con precios que superan los 40.000 euros, dejando los más baratos con autonomías que limitan su uso en carretera. En resumen; el ‘boom’ del coche eléctrico llegará cuando estos cuesten entre 25.000 y 40.000 euros con más de 400 kilómetros de autonomía. En ello se trabaja.

 

Fuente: adslzone