Las bicicletas se han convertido en una solución para la congestionada movilidad urbana por su sencillez, eficacia en trayectos cortos y su bajo coste, especialmente si lo comparamos con el vehículo particular. No obstante, siguen representando un reto no apto para todos los públicos en caso de recorrer distancias más largas o con cierto desnivel. Es aquí donde la bicicleta eléctrica hace su aparición.

Convertir tu antigua bici en una eléctrica sí es posible

Una bici que, por lo general, sigue teniendo la misma presencia que la común o la más tradicional, pero de la que, gracias a sus sistemas electrificados, se hacen una baza muy interesante para aquellos que buscan un ‘extra’ en su ejercicio, al tiempo que se hacen todavía más prácticas a la hora de su conducción.

No obstante, tenemos que decir que es todavía una modalidad muy reciente para muchos, a pesar de que su auge se cuenta con gran consideración en el mercado. Eso hace que lo más habitual sea, en su caso, encontrarlas por precios bastante elevados. Y ya no solo hablamos de las más tecnológicas o de estilo deportivo y competición, sino también para las que son de uso urbano.

Con todo, es fácil encontrarlas por precios que sitúan entre los 600 y 2.000 euros, aunque hay otras más sofisticadas y de más nivel que pueden llegar, cómodamente, a los 4.000 euros. En esas, y de igual forma que se hizo inicialmente con los patinetes, surge la posibilidad de hacer por convertir nuestra antigua bici común en una eléctrica. No es nada disparatado, es más; esta es una forma bastante concurrida en países como Alemania, Francia o Bélgica, países donde la conversión de vehículos es algo casi cotidiano.

De qué trata

Y es que, con la mejora de las baterías y otros sistemas eléctricos, han sido muchos los que se han pasado a las ya famosas ‘e-bike’ y otros tantos que se lo están pensando mucho. El problema es que, como decimos, a pesar de que ciudades como Madrid han anunciado ayudas para impulsar su venta, sus precios aún siguen siendo bastante altos.

Por lo que en la mayoría de los casos lo que se necesita para acceder a ellas es una gran inversión para hacerte con una. Así pues, no está todo perdido. Porque existen otras alternativas mucho más baratas y menos conocidas. ¿Cuáles? Pues la de convertir tu bicicleta tradicional, esa de movimiento mecánico, en una eléctrica. Y es que podemos hacerlo hacerlo nosotros mismos.

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En esas, por suerte, si somos unos enamorados de nuestra bicicleta, tenemos que saber que ya no hará falta cambiarla por la más barata, sino que podremos adaptarla a un uso aún más beneficioso para el medio ambiente. ¿Cómo? Con una sencilla técnica de transformación.

Es verdad que no solo hay una técnica y que la que te mostramos a continuación no es la única que podemos encontrar. De hecho, es bastante más probable que hayas escuchado hablar de los kits de pedaleo, elementos comunes para incorporar y convertir inmediatamente a la bici común y hacerla eléctrica. Sin embargo, hay otras formas igual de precisas y hasta más económicas.

Una de ellas es la que tiene que ver, en su mejor expresión, con piezas individuales para distintos tipos; estos pueden ser tanto para una urbanita, de montaña, carretera, deportiva o, por ejemplo, de competición.

Cómo son sus técnicas

Como bien mencionábamos anteriormente, uno de los principales problemas con los que nos encontramos ahora mismo si queremos ir de una parte a otra evitando contaminar, es que ciertos recorridos pueden ser extensos o inapropiados para bicicletas comunes, y eso nos obliga a optar por el coche o el transporte público en ciertos casos.

Por tanto, con técnicas como la conversión o transformación, haremos que nuestra amiga de dos ruedas se sienta completamente como una de última generación. Incluso, si optamos por cambiarle el aspecto o añadirle extras como manillares deportivos, por ejemplo, tendremos una bici eléctrica que no se notará nada que antes ha tenido otra vida.

Antes que nada es importante prestar atención a detalles como son sus especificaciones técnicas. O lo que es lo mismo; conocer la potencia, qué autonomía tiene y cuál es la velocidad máxima que puede alcanzar, aunque la autonomía y la velocidad punta dependerán del uso que hagas y el terreno por donde se circule. A partir de entonces, y fijándonos muy bien en las piezas que montaremos en nuestro vehículo, daremos con todo lo justo y necesario para su instalación.

Tipos de conversión y qué necesitamos

Así, si lo que queremos es adaptar nuestra bicicleta normal y pasarla a convertir en una eléctrica, te recomendamos que eches un ojo a los distintos fabricantes de materiales especificados. Tanto para los que son los equipos de baterías, el motor, controlador, acelerador…

En el mercado podemos hacerlo a través de distintos kits, quizá una de las formas más prácticas, aunque también, como resaltamos, podemos hacerlo libremente con las piezas individuales para cada elemento. En el caso de los primeros, los precios son algo más elevados que con los segundos, aunque también encontraremos todo lo imprescindible.

Los conocidos como ‘kits’ parten de los 500-600 euros (siempre puedes encontrar opciones más económicas si buscas productos de origen asiático), aunque hay otros muy completos que tienen un precio mayor. En Amazon, por ejemplo, encontramos los siguientes equipos por unos 200 euros.

  • Kit Bafang BBS01B 36V 250W. Sin duda el mejor kit de conversión homologado que existe. Posee 250 W por lo que es totalmente legal para llevar por cualquier sitio. En él incluyen todos los accesorios de montaje necesarios, así que en un par de horas si sabes cómo hacerlo, lo tendrás listo.
  • BBS02B 48V 750W. También de Bafang, posee de base 48V y 750W, aunque se pueden seleccionar varios modelos, cada uno con una potencia diferente, además varios de ellos contienen la batería incluida.
  • Sfeomi 36V 500W. Viene con todas las piezas necesarias, donde se incluyen una rueda trasera, un motor, dos extractores de freno, un controlador eléctrico y un acelerador giratorio.

Asimismo, siempre puedes recurrir a las piezas sueltas que, si hacemos una búsqueda intensiva, nos puede salir bastante más económico que si lo hiciéramos con los conjuntos. Las vemos y distinguimos a continuación.

El motor

Para poder decir que hemos transformado nuestra vieja bicicleta en una electrificada, tenemos que hacerlo integrándola a la misma su motor que, claro está, deberá ser eléctrico, pero específico para una bici. En su caso, este puede situarse en distintas ubicaciones: o bien en el buje, que es la parte central de las dos ruedas, o en el propio eje de pedaleo.

Normalmente si está en el eje es donde el efecto del motor es más contundente, proporcionando una mayor potencia, de ahí que está indicada su colocación en ese lugar en modelos como el de las de montaña. En cambio, si se usa para ciudad, donde el desnivel y la exigencia física es en menor, es más oportuno colocar el motor en alguna de las ruedas. En cualquier caso, es importante adquirir uno que como disponga, de máximo, de 250 W. Pueden darse por precios cercanos a los 300 euros.

La batería

Como todo vehículo de nueva generación (coches motos, patinetes), la batería es esencial, lo que hará, en su misma forma, porque consigamos finalmente convertir la bici en una eléctrica. Es uno de los elementos más sensibles, por lo que hay que tener un especial cuidado durante la colocación.

Las más utilizadas son las de ion-litio, que permiten una mayor cantidad de ciclos de recarga y, además, son bastante más ligeras que las de plomo. El punto clave de la batería es la autonomía, que se calcula multiplicando los voltios, los amperios y la velocidad máxima y dividiendo este resultado entre la potencia del motor. Además, está muy influenciada por elementos exógenos como pueden ser las condiciones meteorológicas, la forma de conducción del usuario o el peso que tiene que soportar. Sus precios pueden rondar los 150 euros.

La pantalla

A diferencia de una tradicional, las de nueva generación implican la necesidad de contar con una pantalla. El motivo es que con ella podremos observar la cantidad de energía consumida y ver cuánto tiempo y recorrido nos queda hasta que la carga de la batería se agote.

Con ella se observa como una de esas partes en las que más se nota la diferencia de inversión. Si queremos contar con una buena pantalla LCD con su botonera para que, instalada en nuestro manillar, nos sirva para saber en todo momento cómo va nuestro equipo seguramente tendremos que hacer una inversión algo más importante. Pero, a largo plazo, se agradece. Lo mejor es que tenga todo lo necesario para mostrar (velocidad, autonomía, temperatura, potencia del motor, kilometraje…). Suelen tener precios de entre 60 y 90 euros.

Acelerador y controlador

Estos dos son elementos más que correctos y útiles para sacarle el máximo partido a nuestra nueva bici que hemos hecho convertir en eléctrica. El primero, el acelerador, y aunque no es un componente estrictamente necesario para el funcionamiento de este vehículo de dos ruedas, muchos usuarios lo utilizan para disponer de un mayor control sobre la tracción.

Puede ser de tipo gatillo, es decir, un botón que está cerca de donde se colocan las manos, o bien de puño, similar al mecanismo que tienen la mayoría de motos para acelerar. Los hay de mayor especificación o, por el contrario, algo más básicos. Pero por lo general sus precios no suelen superar los 30 euros.

También está el controlador. Este es un dispositivo que tiene como función incorporar toda la parte electrónica, por lo que resulta clave para que el motor funcione sin fallos. Es clave anclar muy bien a la bicicleta, ya que de él parten muchos cables. A diferencia del motor, no tiene una ubicación fija, sino que puede colocarse donde se crea que va a molestarnos menos. Es de tamaño pequeño, lo que hace que pueda situarse casi en cualquier lugar. Sus precios suelen oscilar los 20 y 40 euros.

 

Fuente: adslzone