Su desarrollo muestra todavía algunas incógnitas

Es cierto que los coches eléctricos son el movimiento de futuro en lo que a la movilidad se refiere, pero también es verdad que sus problemas muestren que todavía no son coches totalmente eficientes, o al menos en la gran parte de los casos. Sí, nadie duda de que este tipo de vehículos deberían mantenerse como un pilar fundamental en el ineludible proceso de descarbonización de la automoción.

Soluciones intermedias como los diferentes formatos de hibridación son el puente hacia el automóvil de cero emisiones, al que le resta un largo camino por delante para una implementación significativa en el parque móvil de la mayoría de los países. En España la penetración de eléctricos puros sigue resultando testimonial: un 0,9% de las matriculaciones el pasado año.

Durante 2020 su presencia en el mercado debería haberse incrementado de forma significativa, ya que sus ventas resultan fundamentales para que los fabricantes alcancen los objetivos de emisiones marcados desde la Unión Europea. Pero la realidad también nos dice que con él existen varias e importantes incógnitas surgidas, con el fin de que en el medio y largo plazo la electrificación del automóvil continúe su hoja de ruta, la más provechosa. Aún con todo, en la actualidad es bastante usual dar con ciertos contratiempos de los mismos.

Así, y pese a los beneficios que puedan tener, tanto los consumidores como los expertos de la industria coinciden en que queda algo más de un lustro para que las ventas de los eléctricos igualen a los de gasolina. Algunos expertos predicen que se necesitarán todavía un par de años para que la cuota de mercado de los eléctricos alcance el 10%.

Factores a considerar

En una encuesta reciente, a la pregunta de “¿Cuáles son las principales razones por las que no comprarías un coche eléctrico?” lo encuestados respondieron, por este orden, que los coches eléctricos tienen poca autonomía y que son más caros en comparación con los coches de combustión. Y como tercer pero, los encuestados respondieron la red de puntos de recarga no es lo suficientemente densa.

En esas, está claro que los usuarios lo que buscan en este tipo de coches es que sean asequibles, que tengan autonomía y que su red de carga sea extensa, o como poco que haya infraestructuras suficientes. Por tanto, no son pocos los que ven en ellos las razones por las que no comprarían un eléctrico en el día de hoy.

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Como tal, en Europa la cuota de mercado de coches eléctricos es de en torno al 2,89% (algo más del 2,7% en EEUU), y en España es de menos del 2,5% (algo más del 2,6% contando los híbridos enchufables, PHEV) Entonces, ¿cuáles son los obstáculos que frenan a este tipo de vehículos? ¿qué factores lo hacen verlo en contra?

  • Corta autonomía. Si nos ponemos a asimilar pros y contras, la autonomía siempre se fijará en un punto intermedio. Es verdad que cada vez los progresos son más grandes, pero no se puede decir que sea aún del todo satisfactoria. Al menos en un vehículo que pueda ser asequible. En la actualidad, siguen perdiendo en este aspecto con respecto a uno de combustión. La media se sitúa en los 250 km.
  • Precios elevados. Probablemente, lo que más obstaculiza de los tres factores. Con precios todavía muy altos, la mayoría de usuarios lo afrontan como la línea menos accesible, y eso que en España contamos con planes de ayuda para acceder a su compra. Así, de entre todos los países de Estados Unidos, Reino Unido, Noruega, India Japón y Francia, el precio medio de un coche de estas características se sitúa en los 36.000 euros. Se espera que estos bajen con la mejora de las baterías y sus costes menores, presumiblemente hacia 2027.
  • Red de recarga insuficiente. Y si el problema de la autonomía corta no fuera suficiente, en estos momentos no hay una red de recarga notable o, como poco, suficiente. Por lo que son muchos los que ven en ello un problema todavía más grande. Si tenemos un recorrido corto y una red de carga insuficiente…

Principales fallos

Con todo, y aunque estos mencionados problemas son los que más hacen de barrera entre los coches eléctricos y los usuarios, hemos observado cómo en la actualidad hay una gran disponibilidad, especialmente en la gama alta. Ahí es Tesla la más consolidada y la que propiamente va muy por delante de sus competidoras.

Pero, igualmente, ha sido la misma firma americana la que nos ha mostrado que son varios los problemas y fallos habituales de estos a los que todavía nos enfrentamos. Si bien muy pronto este tipo de coches también se harán con el resto del mercado, de hecho, se espera que para el año 2027 los precios sean similares a los de los automóviles convencionales, el transporte eléctrico tiene ventajas obvias en cuanto a las emisiones y nuestra salud.

En la mayoría de los casos, el propietario de un vehículo eléctrico afirma no tener pensado adquirir uno de combustión interna en el medio y largo plazo. La experiencia de conducción a favor de los electrificados, la ausencia de vibraciones o, simplemente, la reducción del gasto, provoca que no se plantee la opción tradicional. Ahora bien, ¿sabías que hay perfiles en los que los coches eléctricos no han supuesto más que problemas?

Toma de carga

Existen tres motivos por los cuales un eléctrico tiene muchas menos averías que uno de combustión: son coches que tienen menos piezas, no hay tantos rozamientos entre las piezas (son mínimas, apenas los cojinetes sobre los que gira el rotor del propio motor eléctrico) y no hay fuego, por lo que ‘no existen’ las temperaturas elevadas que puedan interferir en el desgaste.

No obstante, sí que podemos tener otros fallos y problemas más habituales en los coches eléctricos, como puede ser la toma de carga. Con seguridad, uno de los asuntos que más tienden a generar dificultades. Normalmente, los fallos en la carga se deben a una mala manipulación, principalmente por roturas en el bloqueo que evita que nos puedan robar el cable o desenchufar el coche mientras recarga.

El motivo es que tiramos del cable sin haber liberado el bloqueo, lo golpeamos mientras está enchufado o el propio conector del cable se nos cae al suelo y se rompe.

Filtro de partículas

El filtro de partículas juega un papel esencial dentro de las normativas anticontaminación. Este elemento, conocido como FAP, es una trampa de partículas van acumulándose hasta que la centralita del coche determina que es el momento de destruirlas.

La regeneración, que es como se llama a este proceso, se lleva a cabo cuando el filtro de partículas alcanza una temperatura de entre 500 y 750 grados centígrados, algo repetido en determinados momentos como parte de este tipo de averías en vehículos eléctricos. De esta forma, y de una manera parecida a lo que vemos en el coche de combustión, es necesario que se cambie por uno nuevo cada 12.000 km o bien una vez al año.

Daños en las baterías

Como tal, estos coches eléctricos apenas tienen problemas ni averías de motor o en el cableado, que a priori son los elementos que uno podría intuir como más críticos. Tampoco tienen averías en las cajas de cambios o en los embragues, sencillamente porque carecen de estos elementos.

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Sin embargo, si nos fijamos en sus baterías, estas sí que son más propensas a sufrir algún tipo de daño más crítico o, incluso, irreversible. Cabe destacar que las incidencias en este apartado difieren mucho dependiendo del sistema de refrigeración que tenga el vehículo para las baterías. Los modelos con los acumuladores refrigerados por líquido presentan muchas menos averías y fallos que los refrigerados por aire.

Afortunadamente, los fallos en las baterías suelen solucionarse sustituyendo sólo las celdas dañadas, lo cual reduce notablemente la factura final de la reparación.

 

Fuente: adslzone