La Comisión Europea está decidida: 2035 será el año el año en el que se prohíba la venta de coches de combustión, bien sean gasolina o diésel, y se apueste enteramente por el vehículo eléctrico. La decisión, que se puso sobre la mesa hace pocas semanas atrás, lo hace adelantándose a los diferentes planteamientos entre los países, como la ley de cambio climático de España que incluye este veto para 2040.

Europa busca que todos sean sin emisiones CO2

La Comisión pretende orientar toda la producción hacia el coche eléctrico y pondrá cada vez más trabas para operar en Europa si no adoptan esa línea. El mensaje es claro: si una empresa no se incluye la lucha contra el cambio climático entre sus prioridades, tendrá cada vez más complicado acceder y operar en el mercado europeo.

En esas, el Ejecutivo comunitario pretende que todos los coches vendidos a partir de 2035 sean 100% eléctricos o de pila de combustible de hidrógeno, es decir, sin emisiones de CO2 o de otros gases. Se trata del nuevo plan ‘Green Deal’, el cual supone reducir las emisiones de CO2 en un 55% hasta 2030, como objetivo intermedio también más exigente, y en un 100% en 2035.

Con el fin de hacer porque el coche de combustión interna -gasolina, diésel y el híbrido- queden relegados al pasado, se insta también por renovar y dar un completo acceso a la movilidad eléctrica con nuevas (y masivas) infraestructuras. Pero, entonces, ¿qué hay de los usuarios que sigan usando los automóviles convencionales?

Podrán seguir circulando hasta 2050

Los problemas con los coches diésel y gasolina a favor del eléctrico surgieron cuando se determinó que sus emisiones eran nocivas para la salud y más perjudiciales que el resto de vehículos que circulan por la carretera. Así, un coche de estas características emite tanto dióxido de carbono (CO2), como óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas.

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Ante esto, la Comisión califica como necesario combinar ciertas medidas para hacer frente al aumento de las emisiones en el transporte por carretera. Lo que, sobre el plan, afectarán principalmente a turismos y furgonetas, sobre todo para logar disminuir las emisiones hasta un 55% a partir de 2030 (para 2035 han de haberse reducido al 100%).

¿Esto quiere decir que ante el eléctrico o de hidrógeno no podremos usar más el coche de gasolina o diésel? No en un plazo tan corto. Como tal, la medida de Europa hace referencia a la venta de estos vehículos, pero no a la circulación. Por tanto, podrán seguir circulando coches de combustión hasta, al menos, 2050.

A partir de esa fecha, países como España ya han adelantado que prohibirán la circulación de coches de combustión. Con todo, la medida también engloba a los vehículos de motorización híbrida. Esto es debido a que estos se sitúan entre los 90 y los 100 gramos de CO2, muy lejos de los 40 gramos para 2030 y los 0 gramos de CO2 para 2035.

Los eléctricos abaratarán sus costes

Esta medida entra dentro del paquete denominado ‘Fit 55’. Aquí también se incluye una propuesta para aumentar la proporción de energía renovable en el bloque hasta el 40 % desde el 32 % actual para finales de esta década. Al mismo tiempo, y aunque se hará una revisión general del plan en 2028, no se esperan cambios hasta el final de la década para dar tiempo a la industria a adaptarse a la transición.

A su vez, hay un objetivo relacionado. Y es el que los Estados miembros amplíen la capacidad de carga -de coches eléctricos- en función de las ventas de coches de cero emisiones y que instalen puntos de carga y repostaje a intervalos regulares en las principales carreteras: cada 60 kilómetros para la carga eléctrica y cada 150 kilómetros para el repostaje de hidrógeno.

Estos puntos de recarga serían de una potencia total de 300 kW en 2025 y pasar a ser de 600 kW en 2030.  Al mismo tiempo, y de la mano de todas estas medidas para impulsar a los vehículos de nueva generación, los fabricantes podrán acelerar su producción, de manera que abaratará los costes y generará más aceptación por parte de los consumidores.

 

Fuente: adslzone