Radio, TDT y satélite: de menos a mayor retraso

Hay que establecer una serie de velocidades con respecto al directo. Lo más rápido e inmediato es la radio. La señal es sólo de audio y se retransmiten de manera prácticamente instantánea gracias a ser analógica. Seguido de ella encontramos la televisión. En el caso de la TDT ya se empieza a introducir algo de retraso.

En la TDT, lo captado en el campo ha de ser comprimido a señal digital, lo que empieza añadiendo retraso. El proceso de transmisión de la señal apenas añade retraso. Una vez llega a tu televisión, la señal tarda otros segundos en descomprimirse y cuenta con un par de segundos de buffer. Este es el motivo por el que también los canales HD llevan en torno a 2 segundos más de retraso que los canales en SD: el proceso de compresión y descompresión de la señal tarda más.

El propio retardo de la TDT lo podéis comprobar con vuestros móviles y televisiones. Si escucháis la radio en el móvil (si tenéis un móvil que la tenga) y luego ponéis la misma emisora en la TDT de vuestra TV, podréis comprobar que el retraso es de exactamente 5 segundos.

Además, es posible que se añada retraso a propósito para poder editar cosas que ocurran en directo. Después de la TDT tenemos las emisiones vía satélite, que van unos dos segundos más tarde que las de la TDT. Esto se debe a que la señal tiene que ir y volver al satélite, lo cual añade una latencia superior, además de tener que codificarse y descodificarse.

Internet lo complica todo

El streaming por Internet añade más pasos que causan un mayor retraso. Aquí hay que diferenciar entre dos tipos de emisiones por Internet. En el caso de los operadores, las emisiones IPTV se pueden realizar a través de multicast, lo cual significa que el operador puede prescindir de usar cache al controlar toda la red y los routers de los clientes, por lo que la emisión es mucho más directa.

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Por otro lado, los OTT (como Netflix u otras plataformas de streaming deportivas ajenas a los operadores) necesitan dividir la emisión en segmentos y tener una buffer en el caso de que haya cortes. A esto hay que sumar que los servidores pueden saturarse si no están bien balanceados y hay muchos usuarios viendo la emisión. Los protocolos de emisión también influyen. Entre ellos encontramos RTSP o RTMP. También se utiliza HTTP, pero es más complicado conseguir emisiones con baja latencia.

Por tanto, las emisiones por Internet lo pillan todo: tienen que codificar la imagen, tienen que tener un buffer para contrarrestar los cambios bruscos en la red, y tienen que pasar por un CDN que reparta el contenido entre los usuarios, además de usar un protocolo que añade todavía más retraso, que puede llegar a ser de entre 20 y 45 segundos para los streamings vía OTT.

En resumen, mientras tengáis un vecino que escuche los partidos por la radio, os van a seguir haciendo spoiler de los goles.

 

Fuente: adslzone