Como sabemos, Vodafone heredó una red HFC de casi 8 millones de unidades inmobiliarias tras comprar ONO. Esta fue su forma de irrumpir en el mercado de la banda ancha y las ofertas convergentes. En los primeros años, esto pareció una buena decisión, pero rápidamente se vio que esta tecnología no era rival para el FTTH. Además, requería de unas grandes inversiones para adoptar los nuevos estándares DOCSIS que iban llegando al mercado.

Por todo ello, Vodafone firmó varios acuerdos con operadores como Movistar u Orange. En el caso de Movistar, “suscribieron un acuerdo comercial de acceso mayorista que garantiza a Vodafone el acceso a toda la red FTTH de Telefónica, incluidas aquellas unidades inmobiliarias ubicadas en zonas geográficas donde Telefónica no estaba sujeta a obligaciones de acceso mayorista a su red FTTH”.

Ya en 2019, Vodafone y Orange suscribieron un nuevo acuerdo que incluye “la prestación a Vodafone de servicios mayoristas de acceso de banda ancha a la red FTTH en un millón de unidades inmobiliarias cubiertas por la red de Orange”. De hecho, la operadora roja anuncia que ofrece sus servicios en 26 millones de hogares cuando su red propia supera ligeramente los 10 millones de hogares cableados (con cable HFC y fibra FTTH propia).

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“Vodafone no tiene previsto ampliar su huella”

En ese mismo informe, la CNMC termina de confirmar lo que era un secreto a voces y es que la operadora roja no piensa desplegar más fibra en nuestro país. Ahora, toca conocer lo que sucederá con su red de cable y pequeña red FTTH. Según las últimas informaciones, tiene dos opciones. Sin embargo, vamos antes con el párrafo de la CNMC que lo confirma todo:

“Como Vodafone no tiene previsto ampliar su huella por medios propios en los próximos años, la ganancia de cuota de los operadores alternativos quedaría a expensas de los movimientos en el seno de las redes actuales y de la ampliación de las redes de Orange y MásMóvil”.

Con respecto a su red actual, en octubre se conocieron dos posibilidades. La primera, supuestamente propuesta por Movistar, pasaría por apagar la red de cable HFC y utilizar únicamente la red FTTH de Telefónica. Para ello, se firmaría un precio muy competitivo a largo plazo. El acuerdo firmado en 2017 tenía 5 años de validez, por lo que esta opción podría hacerse realidad en el próximo 2022.

Por otro lado, entra en juego la operadora mayorista Onivia que se quedaría con la red HFC de Vodafone y la migraría a FTTH. Esto le daría una posición importante en el mercado gracias a incorporar 8 millones de unidades inmobiliarias a su cartera. Vodafone pasaría a ser un cliente mayorista de esta.

Los grandes problemas de ambas opciones son los costes al tener que cambiar el equipamiento de red de muchos clientes. La estimación sería de unos 300 euros por cada hogar. Aunque elevada, todos apuntan a que se trataría de una solución más eficiente a largo plazo que migrar su red a nuevas tecnologías DOCSIS.

 

Fuente: CNMC | adslzone