¿El libro de papel se ha rendido ya a una muerte inevitable a manos del e-book?

Creo que esa matanza de los formatos tradicionales por parte de los digitales está mucho más clara en el caso de otros productos culturales que en el de la literatura. Me refiero, por ejemplo, a los medios informativos, el cine, la música… Son manifestaciones que ganan mucho en su versión digital: puedes empezar a disfrutar de una película en un dispositivo y continuar viéndola en otro, un reportaje periodístico puede enriquecerse con vídeo, enlaces… Sin embargo, en el caso de los libros, se limitan a pasarlos a formato PDF o ePub. Eso tiene dos grandes ventajas (el abaratamiento y el ahorro de espacio) que, sin embargo, no creo que sean suficientes para aniquilar totalmente al libro de papel.

Entonces, ¿qué tendría que hacer el e-book para imponerse?

Tendría que aprovechar mucho mejor las posibilidades del formato digital. Ofrecer un valor añadido que le hiciera realmente mejor que el libro de papel. Imaginemos, por ejemplo, que pudiéramos leer un libro a la vez que un amigo nuestro y saber por qué página va él. Que pudiéramos ver subrayadas las frases que más le han gustado. O hacer click en el nombre de un lugar para ver una imagen del mismo, o reproducir un vídeo de una escena después de leerla. Algunas de estas características ya son posibles tecnológicamente, pero aún no hay muchos libros electrónicos que las aprovechen. El caso es conseguir que merezca la pena pagar por él. Ahora mismo, para pagar seis euros por un PDF, prefiero pagar quince por un libro que puedo tocar, oler, subrayar y prestar.

Pero los millones de lectores que ya se han decantado por el libro electrónico no pueden estar equivocados, ¿no?

El ritmo de popularización del libro electrónico ha sido vertiginoso, pero las estadísticas muestran que ahora hay una deceleración de ese crecimiento. Es normal: ofreciendo solo un precio más barato han atraído a un porcentaje determinado de lectores, pero hay muchos que buscan algo más. Y no hay que olvidar que, de esas personas que ya leen en formato electrónico, el 68% reconoce que no paga por el contenido. ¿Quién no tiene un primo que le carga quinientos libros gratis? Para ir más allá, para que realmente el e-book aplaste al papel y para que la gente pague por ello, necesitan que merezca la pena, tienen que darle un valor añadido o abaratarlo de una forma aún más radical.

La visión de una escritora que sí entiende Internet

Dejemos por un momento a los lectores y fijémonos en los autores. ¿Qué porcentaje se llevan de la venta de sus libros?

En el caso de un libro en papel distribuido a las tiendas, ese porcentaje es el mismo para casi todos los autores: el 10% del precio sin IVA. Solo algunos autores de best-sellers pueden llegar a percibir hasta el 12%. Resulta tremendamente bajo, sí. El resto se reparte entre el distribuidor, la tienda, la editorial… En el caso de los e-books, los porcentajes oscilan más. Un 5% del precio que paga el comprador o un 25% del precio neto que recibe la editorial son algunas fórmulas normales para un libro distribuido a las principales tiendas digitales. Sigue siendo muy poco. Una verdadera revolución que podrían traer los libros electrónicos sería que ese porcentaje que percibe el autor se incrementara hasta una cifra justa. Pero eso aún no ha ocurrido. Exceptuando, claro está, que no pongas el libro en las principales plataformas y lo vendas en una web propia con el 100% de beneficios para ti, pero entonces renunciarías a una mayor difusión.

Antes has comentado el porcentaje de personas que no pagan por sus libros electrónicos. ¿Hasta qué punto deben preocuparse los autores por la piratería?

La cultura hay que pagarla, es resultado de un trabajo al igual que lo son otros productos más tangibles. Dicho esto, pienso que no hay que huir de la evolución, sino adaptarse a ella y aprovecharla. Cuando parecía que la piratería acabaría con la industria musical, llegó una fórmula como la de Spotify, que funciona. Cuando Radiohead sacó su disco In Rainbows, lo colgó en su web y dejó en blanco el apartado de “precio”: creo que sus ingresos superaron los de sus anteriores lanzamientos de discos con precio cerrado. Son solo algunos ejemplos: el caso es no intentar remar en contra de la corriente ni dejarte ahogar por ella, sino encontrar vías novedosas y adecuadas de aprovechar sus posibilidades. El mundo digital puede ser una gran oportunidad de difusión para los escritores que estamos empezando, no creo que haya que tener miedo de eso.

Sobre la autora

Isabel Garzo es escritora y periodista. Además, ha trabajado como Directora de Comunicación en una agencia digital y en una empresa de tecnología especializada en plataformas multi-dispositivo de contenido cultural. Acaba de lanzar su segundo libro, Las reglas del olvido, en formato físico por 15 euros y digital por 6 euros.

 

Fuente: adslzone