Más allá de que tenga un diseño agresivo y mil luces RGB por todos lados, tenemos que evitar dejarnos llevar por el marketing y no pasar por alto lo esencial, que está en la potencia real que ofrecen y en cómo se adaptará a lo que necesites según los títulos que juegues.
Fíjate en la tarjeta gráfica
Es el primer componente clave a la hora de elegir un portátil gaming. Es el corazón que lo moverá y un elemento clave que hará que la calidad visual de los juegos sea de una u otra manera. En este aspecto, marcas como NVIDIA y AMD dominan el mercado, pero dentro de cada una hay muchas gamas diferentes.
No es lo mismo una gráfica RTX 4050 que una RTX 4080. Para entenderlo mejor, son diferentes modelos, igual que si comparas un iPhone 15 con un iPhone 17. La diferencia puede ser enorme, ya que en juegos exigentes y que requieran de trazados de rayos, algunas pueden quedarse cortas.
Es clave elegir una gráfica o GPU acorde a los juegos que quieras jugar. Si quieres jugar a títulos de los eSports, como el League of Legends, TFT o Counter Strike, bastará con una gráfica de gama media para poder llegar a altas tasas de FPS (a más FPS, rendimiento más fluido). Pero si vas a jugar a títulos AAA con gráficos realistas en 4k, deberás invertir en una gráfica más potente.
El procesador es esencial
Es el segundo pilar de todo portátil gaming, porque marca el ritmo general al que rinde el equipo. Los chips de Intel y AMD han evolucionado mucho y hoy en día combinan potencia con eficiencia electrónica, para que la batería no dure un suspiro.
Lo mejor es optar por procesadores de la serie Intel Core i7 o AMD Ryzen 7 en adelante, ya que ofrecerán velocidad, capacidad de trabajar en multitarea y no calentará mucho el equipo. Además, cada vez son más los juegos que aprovechan los núcleos adicionales que tenga, así que si el procesador cuenta con varios núcleos, mejor que mejor.
Memoria RAM: el complemento fundamental
Es el último de los tres pilares que dan forma a un buen portátil para jugar a videojuegos. Contar con la suficiente RAM hará que el sistema operativo y las aplicaciones o programas que ejecutes lo hagan sin cortes, sin ralentizarse y sin cerrar procesos inesperadamente.
Nuestro consejo es que, como mínimo, optes por 16 GB de memoria RAM, aunque para quienes quieran ir sobre seguro, la mejor opción son 32 GB. Piensa que cuantos más gigas de RAM tengas, más datos podrá manejar tu sistema, y más años te durará con un rendimiento óptimo. Procura que la memoria RAM sea DDR5, ya que ofrece velocidades de transferencia mucho mayores que anteriores generaciones.
Y además de estos tres componentes, que son los más importantes, sería ideal que elijas una pantalla con una tasa de refresco de 120 Hz o superior, pero la mejor opción estaría en los 144 Hz. Esto hará que el juego se sienta fluido al moverte.
Fuente: adslzone
