Durante años, las teleoperadoras y compañías de servicios abusaron de un marketing agresivo, llamando a todas horas, insistiendo continuamente a pesar de nuestra negativa con ofertas que nadie les ha pedido. En 2022 entró en vigor una normativa que prohibía expresamente estas llamadas, establecida por la Ley 11/2022, de 28 de junio, General de Telecomunicaciones, que en su artículo 66.1.b) reconoce el derecho de los usuarios a no recibir lllamadas comerciales no solicitadas, con sanciones que pueden llegar hasta los 100.000 euros.
Desde entonces, el número de llamadas de este tipo ha caído en picado, pero no podemos estar todavía del todo tranquilos. Todas las semanas son varias las lllamadas de desconocidos que se reciben, y lo peor de todo es que las empresas afirman que tienen su consentimiento, hecho que el perjudicado no recuerda haber otorgado. Y ahí está el problema, en un vacío legal que las compañías manejan a su antojo.
No aceptes sin leer las condiciones
La explicación está en el día a día. Cada vez que entras en una página web y aceptas sus términos y condiciones, o las cookies, estarás dando permiso, sin saberlo, para que tus datos se compartan con terceros. Generalmente, esa información se usa con fines publicitarios, es decir, para llamadas comerciales. Por tanto, si aceptas esa ventana emergente que te pide confirmar las cookies y los permisos de la web, estarás consintiendo que te llamen.
Las empresas son conscientes de que prácticamente todos los usuarios aceptan esos permisos sin darse cuenta, y se aprovechan de ellos. Justifican su interés legítimo a través de la aceptación de esas condiciones, y sus llamadas dejan de ser ilegales.
A esto se suma que las empresas pueden seguir llamando incluso a usuarios que fueron clientes en el pasado o a aquellos que cancelaron su servicio recientemente, siempre que no haya pasado más de un año desde la baja. El argumento vuelve a ser el mismo, el supuesto interés legítimo del anunciante, que afirma interpretar que la llamada puede ser útil para el usuario, ya que van a beneficiar su tarifa actual, entre otros argumentos.
Por tanto, una normativa que llegaba para proteger al consumidor frente a este agobiante método de publicidad, termina perjudicándole realmente, ya que se ha dado lugar a una zona gris que las empresas aprovechan sin reparos.
Y si a esto le sumamos que muchos usuarios desconocen que existe la famosa Lista Robinson, la situación se agrava. Y por si tú tampoco lo conoces, esta lista es un registro gratuito en el que puedes inscribirte para evitar recibir publicidad. Esto reducirá enormemente el número de llamadas, pero no garantiza que nadie te contacte. En cualquier caso, si lo hacen, podrás advertirles de que estás en la cita lista, y al instante finalizarán la llamada en la mayoría de los casos.
La solución pasa, por tanto, por leer antes de aceptar las condiciones que vemos a diario en internet y a las que hacemos caso omiso sin dudarlo. Ahí está la puerta de entrada de este gran problema y el cambio debe empezar por nosotros, haciendo un uso más responsable de internet y no dejando nada al azar.
Fuente: adslzone