Como consecuencias, tus datos personales se verán comprometidos, tu cuenta bancaria se vaciará en cuestión de segundos y tu identidad será suplantada.

No digas estas palabras por llamada

Las estafas telefónicas han dado un salto cualitativo en los últimos años. Lo que antes eran absurdos intentos de engaño ahora son operaciones meticulosamente planeadas por redes criminales que se aprovechan de la tecnología, la inteligencia artificial y el descuido humano, sobre todo de aquellos que están menos relacionados con la tecnología. Y lo peor es que cada vez necesitan menos para hacer daño, como en este caso, que basta con 2 frases.

Sí, has leído bien. Dos frases aparentemente inocentes como “no estoy en casa” o “estoy de vacaciones” puede terminar costándote cientos o miles de euros. Este tipo de afirmaciones, cuando se hacen durante una llamada de origen dudoso, pueden ser utilizadas para generar una sensación de urgencia o miedo. Por ejemplo, los estafadores pueden hacerte creer que ha habido un intento de robo en tu vivienda mientras estás fuera, y que necesitas transferir dinero urgentemente para asegurar tus pertenencias o contratar un supuesto servicio de protección.

El otro gran riesgo llega con palabras aún más comunes como “sí”, “correcto”, o cualquier afirmación directa. Estas respuestas pueden ser grabadas y manipuladas mediante herramientas de clonación de voz para autorizar transferencias, solicitar créditos o suplantar tu identidad ante entidades bancarias.

Este tipo de engaños están ganando terreno especialmente en épocas sensibles como el verano, cuando mucha gente está fuera de casa, relajada disfrutando de las vacaciones. Además, la inteligencia artificial ha perfeccionado las estafas, permitiendo a los delincuentes reproducir voces, modificar grabaciones y hasta simular llamadas oficiales con una precisión que da auténtico miedo.

La clave está en la prevención, y es por eso que los expertos en ciberseguridad insisten en tener cuidado ante cualquier llamada inesperada, sobre todo si se nos pide confirmar datos personales, direcciones, nombres de familiares o cualquier información sensible. Ante la duda, lo mejor es colgar y verificar por nuestra cuenta. Si quien llama asegura ser del banco, lo más prudente es no seguir la conversación y llamar directamente al número oficial de la entidad.

También es muy recomendable evitar cualquier respuesta afirmativa directa. En lugar de decir “sí” al descolgar la llamada, se puede contestar con frases como “¿puede repetirme quién llama?” o un «¿quién es?», que aunque suene algo más borde, es mucho más seguro. Así, no estaremos dando respuestas que puedan ser grabadas y utilizadas con fines de los que para nada queremos ser testigos.

Hoy en día, muchos móviles permiten bloquear llamadas de números desconocidos o marcados como spam, y es una función que conviene activar siempre que sea posible. También existen apps que detectan llamadas sospechosas y alertan al usuario en tiempo real. Además, mantener actualizado el software del dispositivo y activar la autenticación en dos pasos para operaciones bancarias, puede marcar la diferencia.

Pero incluso con todas estas precauciones, nadie está completamente a salvo. Por eso, si crees que has sido víctima de una estafa o has facilitado información comprometedora por teléfono, es fundamental actuar rápido. Contacta con tu banco de inmediato para bloquear posibles movimientos, cambia contraseñas y notifica la situación a las autoridades. Muchas veces, una respuesta rápida puede evitar mayores daños.

 

Fuente: adslzone