Con la llegada del verano, los niños pequeños y jóvenes adolescentes tienen más tiempo que nunca para dedicarle a las pantallas. Móviles, videojuegos o tablets acompañarán, probablemente, a los niños muchos días durante de estos meses, y con este mayor tiempo pegados a la tecnología, mayor riesgo se corre de que estos entren en alguna web o aplicación inadecuada. Los cibercriminales son perfectamente conscientes del filón que pueden representar los más pequeños para robar datos de sus dispositivos o aprovecharse de su desconocimiento.

Puede haber hackers, estafadores u otra clase de actores maliciosos haciéndose pasar por menores en cualquier rincón de Internet, y es normal que se extienda algo de preocupación entre los padres por no poder controlar del todo qué hacen sus hijos en Internet. Una opción es, simplemente, limitar las horas de pantalla al día, requisar el móvil, o activar controles parentales. No obstante, a los niños y adolescentes se les da muy bien ingeniárselas para poder salirse con la suya, y recurren a varias estratagemas para seguir conectándose a Internet incluso cuando en teoría lo tienen prohibido.

A continuación, enumeramos los métodos para conectarse a la red sin limitaciones que padres o tutores deberían tener vigilados, y de los que alerta la conocida empresa de antivirus Panda Security. Y es que, tal y como recalca Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de la firma: «De pronto, un chiquillo puede pasar de estar viendo Peppa Pig a, casi por arte de magia, acabar viendo un vídeo en el que se ‘demuestra que los aterrizajes en la Luna fueron fake’, que ‘la Tierra es plana’ o la nueva dieta para consumir no sé cuántas kilocalorías al día».

Accediendo a otros dispositivos

De lo primero que puede pensar en hacer un padre es limitar los dispositivos a los que accede su hijo o hija. Podemos prohibirle el uso de la tablet, dejarle usar una consola para videojuegos, y dejarle utilizar un móvil especial que hemos limitado mediante controles parentales. Llegará un momento en el que el niño o niña va a ser perfectamente consciente de que no puede acceder a todo Internet desde ese móvil, por lo que intentará usar otro. Quizá coja prestado el smartphone de su hermano mayor, de su primo o de sus amigos. O incluso el de sus padres, si se sabe las contraseñas. Basta con que algún amigo tenga un móvil libre para que lo compartan y lo usen entre varios.

Conectándose a redes WiFi públicas

Tal vez hayamos limitado los dispositivos del niño impidiendo que se conecte a Internet, o capando su conexión con controles parentales. De ser así, los pequeños podrían optar por conectarse a otras redes, como la de algún vecino o, sobre todo, las redes públicas disponibles. Si tienen el móvil para entretenerse estas vacaciones mientras la familia está en un restaurante o un centro comercial, los niños podrían conectarse sin problema a alguna red pública y usar Internet, mientras los padres piensan que solo puede jugar a juegos offline y poco más. También podrían engañar a los familiares para que le presten datos móviles usando sus teléfonos como punto de acceso, esgrimiendo que quieren hacer algo en concreto, para en su lugar aprovechar y meterse un rato en Twitter u otra red social.

Usando cuentas secretas y el modo incógnito

Otra estrategia por parte de los padres o tutores puede ser la de darle cierta libertad al menor para que use Internet, pidiéndole responsabilidad y conociendo cuáles son sus cuentas en redes sociales, de forma que se puedan revisar. Sin embargo, si el pequeño no quiere que sus padres le cotilleen, podría sin mucha dificultad crearse alguna cuenta nueva con un usuario que no conozcan sus padres, para poder estar activos en redes sociales sin que estos se enteren de qué está viendo o compartiendo. De manera similar, los niños van a saber perfectamente cómo usar el modo incógnito o, simplemente, cómo eliminar el historial tras cada uso del navegador. Por ello, si tras prestarle el móvil al niño observamos que se nos ha borrado el historial o que no aparece nada, podemos deducir que se mete en webs en las que sus padres no quieren que esté.

Mediante apps, consolas o videojuegos

Quizá hayamos capado el uso del navegador o el uso de aplicaciones en específico, como redes sociales, foros, etcétera, de forma que solo le permitamos al niño el uso de determinadas apps, videojuegos, o el uso de alguna consola como una Nintendo. Lo cierto es que muchos juegos se establecen sobre mundos virtuales en abierto en los que usuarios de todo el mundo pueden entrar y chatear unos con otros. De la misma forma, aplicaciones aparentemente inofensivas, educativas o de juego, también pueden incluir chats o experiencias con otros usuarios con los que el niño podría interactuar. Asimismo, hay que recordar que las consolas incluyen también apps de redes sociales (por ejemplo, puedes usar Twitch desde la Nintendo Switch) por lo que también hay que revisarlas, paralelamente a los smartphones.

Apps que los padres deberían vigilar

Obviamente, las redes sociales van a ser un ejemplo de aplicaciones que deberían estar en el punto de mira de los padres. En concreto, y según mencionan desde Panda Security, habría que echar un ojo a Kik Messaging, una app de mensajería que gana popularidad entre adolescentes, así como a apps de chat grupales como Discord. No hay que olvidar a las redes sociales que muestran datos de ubicación, como Snapchat.

También tendríamos que controlar el uso de TikTok, en tanto que es una app con una variedad inmensa de contenidos distintos, tanto vídeos como directos, y muchos no van a ser adecuados para los niños. Finalmente, desde la empresa de ciberseguridad también anotan que Locket y Gas están ganando tracción entre los menores. Locket es un widget que sirve para enviar fotos a la pantalla del móvil de algún amigo, mientras que Gas es una red social anónima.

 

Fuente: PandaSecurity | adslzone