¿Conoces las contraseñas que usan tus padres o abuelos para acceder a su correo electrónico, Netflix o cualquier otro servicio al que tengan acceso online? Es posible que las conozcas y que seas consciente de que son demasiado sencillas o quizá se repiten entre distintos accesos, porque recordar varias claves les resulta complicado. Debido a ello, te vamos a explicar varias alternativas que podrías utilizar con ellos para que sus cuentas de usuario estén más protegidas.

Toma nota de las contraseñas

No es cómodo, pero es eficaz. Lo que tendrás que hacer es ayudarlos estableciendo una serie de nuevas contraseñas y tomando nota de ellas en un cuaderno. Es importante que este cuaderno o agenda en la que se incluyen las notas de las contraseñas esté siempre a buen recaudo y accesible para ellos. Cuando necesiten entrar en su correo electrónico solo tendrán que abrir el cuaderno e ir a la lista de contraseñas para luego teclearla.

Aunque no se trata de un sistema muy tecnológico y podría parecer que tener las contraseñas en papel no es seguro, no hay que olvidar que tus abuelos no van a tener problemas en tener el cuaderno por casa. Al fin y al cabo, nadie irá en busca del mismo ni habrá atacantes que quieran buscar sus contraseñas para ver dónde las tienen. Apuntarlas en papel te permitirá que cada servicio pueda tener su propia clave y que no sean cortas, puesto que podrán teclear los dígitos y letras con calma cuando las vayan a utilizar.

Una combinación familiar

Si quieres que tus abuelos recuerden las contraseñas de memoria, es importante recurrir a una serie de reglas mnemotécnicas que les permitan tenerlas en la cabeza con facilidad. Para ello lo más adecuado es optar por ese tipo de información que los abuelos siempre recuerdan y con la que, por lo general, no tendrán ningún problema. Por ejemplo, puedes utilizar la idea de hacer una contraseña con el año de nacimiento de uno de sus nietos y su nombre y apellido o sus iniciales. Si tienes varias contraseñas que definir, esta será la mejor opción.

Pero si solo tuvieras que crear una nueva contraseña para proteger el servicio principal para el cual necesiten ayuda tus abuelos, podrías hacerla todavía más eficaz. Por ejemplo, la combinación de números podría tener en cuenta el año de nacimiento de su hijo y luego añadir la inicial del nombre de cada uno de sus nietos (en el caso de que tenga tres o cuatro nietos como mínimo). Esto haría que la contraseña pudiera quedar de la siguiente manera: «1950ALMEYJ». Luego podrías añadir un símbolo que también recordarán, como una exclamación, aunque si resulta demasiado complicado y no es necesario ponerla, podrías prescindir de ella.

Una frase determinada

Mucho cuidado, puesto que una frase estándar o una parte de una canción, de una película o cualquier otro tipo de frase conocida, no será una buena contraseña. Esas son malas decisiones y suelen llevar a que los atacantes las puedan descubrir con facilidad. Pero si quieres que tus abuelos usen una frase como contraseña, hay alternativas. En todos los casos, lo que tienes que hacer es que la frase esté personalizada y relacionada de alguna manera personal con el usuario que la va a utilizar. Aunque siempre hay que asegurarse de que no se trata de algo fácil de adivinar.

Por ejemplo, podrías optar por una frase como «Mi primer perro se llamaba Tobi», quitando los espacios para que todo quede seguido y manteniendo la presencia de mayúsculas y minúsculas. Este tipo de información podría conocerla la familia, pero recuerda que en este tipo de casos el objetivo es proteger los accesos de atacantes y hackers, por lo que sería eficiente contra ellos. Una frase como «Me gustan los perros» no sería una buena contraseña. Recuerda siempre personalizarla y, a ser posible, incorporar algún número o símbolo.

Aquello que no funciona

Hay otras muchas ideas que quizá has llegado a valorar, pero que no acaban de aportar seguridad. Por ejemplo, no hay que utilizar únicamente los datos que se encuentran disponibles en las cuentas de usuario de esos mayores o incluso en sus DNI, porque podría ser información fácilmente accesible por atacantes (como su nombre o fecha de cumpleaños). Tampoco se deben utilizar los nombres de las ciudades de nacimiento o de residencia, ni la calle donde se vive combinada con el código postal. Otra mala idea es recurrir a la matrícula del coche o a cualquier otro número relacionado que también pueda estar cruzado en distintos registros.

Tampoco es buena idea reescribir una frase que hayas definido e incorporar en ella una gran cantidad de símbolos que luego será difícil teclear. Recuerda que, por otro lado, es posible que el servicio donde vayan a introducir la contraseña oculte los dígitos que se van tecleando, por lo que si se introduce una clave muy complicada, es probable que se acaben confundiendo y que el proceso acabe siendo problemático. A esto es posible ponerle solución con sistemas para ver las contraseñas ocultas tras los asteriscos, pero quizá sea algo complicado para tus mayores.

Contrasena-seguridad

Refuerza su seguridad

Además de esto, ten en cuenta que las contraseñas tampoco deberían permanecer sin cambiarse durante mucho tiempo. Las personas mayores, y hablamos de usuarios que no utilizan Internet de manera habitual, no suelen usarlas en exceso, pero de todas maneras necesitarán que se actualicen cada cierto tiempo para evitar problemas. No estaría de más que intentases explicarles cómo funciona un gestor de contraseñas, pero sabemos por experiencia que, en muchos casos, es una misión muy difícil. Por otra parte, recuerda informarles de los peligros de pulsar en enlaces o de abrir correos y mensajes que puedan ser sospechosos. Porque por mucho que su contraseña sea buena y difícil de adivinar, si acaban cayendo en un ataque, sus accesos podrían acabar comprometidos. Con suerte, eso nunca les ocurrirá.

 

Fuente: adslzone