El registro de Windows es una base de datos que se encuentra en el disco duro, y guarda los ajustes de programas y del propio Windows, así como de drivers y otro hardware de tu ordenador. Antes de que el registro se integrara en Windows, los programas, y el propio sistema operativo, guardaban sus respectivas configuraciones en archivos .ini. Con la introducción del registro, se unificó todo esto, sobre todo para mejorar la intercomunicación entre distintas partes del hardware. Además, permitía manejar una configuración de programas más compleja, y una de las más importantes: que cada usuario del ordenador tuviera su propia configuración en cada programa.

Para acceder a todo esto, el registro añadió una jerarquía en forma de árbol, en el que era más sencillo y agradable visualmente ir desplegando las pestañas hasta llegar al punto que queríamos. También se introdujo la función de búsqueda, con lo que es más fácil acceder y detectar un problema, que si tuviéramos que ir programa por programa.

Para acceder al registro, sólo hay que pinchar en Inicio, y escribir regedit. Si no entiendes todo lo que aperece, es mejor que tengas cuidado con lo que tocas, porque puedes corromper la instalación de Windows y verte obligado a formatear. Aunque es fácil cargarse algo y fastidiar una instalación completa de Windows, esta herramienta te permite personalizar casi cualquiera de las funciones de Windows, como por ejemplo poder poner el tema oscuro en las aplicaciones, y evitar sangren los ojos cuando las abramos y nos dé un cegador destello blanco. Se puede cambiar incluso el retraso desde que dejas el ratón encima de algo hasta que sale el cuadro de información. O matar a Windows Update para que nos deje vivir en un mundo sin actualizaciones, con menor seguridad, pero más tranquilos.

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Windows, incluso, cuando lanza un hotfix, o algún tipo de actualización para arreglar algún problema, utiliza pequeñas modificaciones en el registro que incluso podríamos hacer nosotros mismos.

El registro de Windows también suele dejar algunas líneas de “código basura” cuando desinstalamos programas. Algunos programas de limpieza del registro, como CCleaner, eliminan la mayoría, que suelen ser accesos a extensiones de archivo que ya no utilizamos. Por ello, eliminarlas no hará que nuestro ordenador vaya más rápido, así que no hagáis caso de lo que dicen los pop-up. Lo que sí puede provocar problemas es que un virus se aloje entre la maraña de código, y sólo un verdadero antivirus sea capaz de borrarlo.

 

Fuente: adslzone