Herido de muerte. Pero siempre, como ha ocurrido en otras ocasiones, con opción a RCP. El cine busca la supervivenciaen un panorama actual que no invita al optimismo.

Un fin de semana de pesadilla

Los datos del último fin de semana en España nos han hecho reflexionar sobre la situación por la que está pasando la gran pantalla en nuestro país.

Un top 1 inesperado

Sin menospreciar al anime, ni mucho menos, hay que decir que la película más taquillera del fin de semana ha sido Chainsaw Man. Esta película de anime, cuyo presupuesto son cuatro “ridículos” millones de dólares, ha conseguido alzarse en el primer puesto.

Lo ha hecho con una recaudación de 706.025 euros, según datos de comScore. En las oficinas de Sony, por supuesto, están aplaudiendo enérgicamente.

Para Sony, propietaria de Crunchyroll, que el anime vaya bien es una buena noticia. Pero no lo es tanto para el cine en general.

Derrota del terror

Esta victoria del anime en la taquilla española se ha firmado en un momento del año crítico. No era un fin de semana cualquiera, sino que se trataba de la antesala de Halloween.

Históricamente, los estrenos de terror que llegan a las salas a final de octubre siempre son un éxito. Ya sea Saw, Destino Final o Expediente Warren, la recaudación está asegurada. No obstante, este año se ha sufrido un pinchazo.

Ha sido la película The Black Phone 2, secuela de una de las mejores historias de terror de los últimos años. Debido a ello, se pensaba que esta secuela sería un pelotazo. No lo ha sido. Ha conseguido 656.896 euros y se ha colocado en segunda posición.

Viviendo de nostalgia

Algo que también se ha visto durante el fin de semana es que la nostalgia, sigue siendo infalible. Así, en la séptima posición de la taquilla, se ha colocado el reestreno de La novia cadáver.

Han pasado 20 años desde su estreno original y la película de Tim Burton ha conseguido una muy digna recaudación de 285.035 euros.

En casos anteriores, otros reestrenos también han aportado muy buenos resultados, como las películas de Harry Potter o Regreso al futuro. Pero tampoco son buenas noticias, puesto que están arrinconando al cine a ser, cada vez más, una actividad de nicho.

¿Qué está pasando con el cine?

España siempre ha sido un país de cine. Durante décadas, ha sido una de las aficiones favoritas a compartir en familia, en pareja o entre amigos. No obstante, el fenómeno del cine se diluye.

Falta de creatividad

Uno de los problemas que está sufriendo el cine es la falta de creatividad y de nuevas ideas. Solo hay que ver los listados de estrenos para comprobarlo.

Falta mucha chispa. Películas que antaño habrían estado en lo más bajo de la tabla, ahora aparecen en posiciones cercanas al top 5 o incluso dentro del mismo. Y el motivo no es otro que no hay más opciones.

El problema lo tiene Hollywood, donde ya no hay ese afán creativo de antaño. Eso reduce las opciones de películas que llegan a las salas y se dividen entre éxitos asegurados y títulos complementarios que suelen tener presupuestos inferiores. El grupo de películas del medio ya no existe. O, al menos, no pasa por las salas.

Dominio del streaming

El streaming ha cambiado la industria. Plataformas como Netflix les han dado a los usuarios más opciones de las que podrían haber soñado hace 20 años.

Ya no hay que depender de los canales de televisión llenos de anuncios, ni comprar DVDs o alquilarlos en los videoclubs. Con solo una suscripción, hay catálogos al instante con miles de películas. Para muchas personas, es más que suficiente.

El problema es mayor al streaming, y es que está dejando de existir la necesidad de ir al cine. A quienes, en su momento, decían que verían una película cuando la echaran en la tele, se les miraba con cierta extrañeza. A quienes hoy día dicen “ya la veré cuando esté en Netflix”, no se les puede discutir mucho el argumento.

Eso ha generado un contexto en el que ir al cine deja de tener esa necesidad que tenía en el pasado. Entonces, ¿para qué vamos al cine?

¿Quién va al cine?

Si revisamos el top de taquilla de semanas recientes, veremos que la pregunta del párrafo anterior queda totalmente respondida. Y quienes van al cine son grupos como:

  • Otakus: representantes de un género de nicho que se ha sentido apartado durante décadas y que ahora vive su momento.
  • Niños: el público que nunca falla y que convirtió a La casa de muñecas de Gabby en la película más taquillera de la semana anterior.
  • Familias: unidas, en muchos casos, por películas que crean vínculo generacional, como Tron, cuyas tres películas se han estrenado en tres generaciones distintas: 1982, 2010 y 2025.

Aunque estos pilares son muy beneficiosos para la industria, no pueden ser los que carguen con la responsabilidad de mantener las salas llenas.

¿Qué otros culpables hay?

Como se puede ver, el cine tiene muchos problemas con los que lidiar. No obstante, todavía hay otros aspectos en los que es obvio que se colocan todas las miradas.

Deudas e inversiones fallidas

Las salas de cine se han llevado una serie de “palos” importantes en las últimas décadas. El fenómeno pasajero del 3Dprovocó que asumieran inversiones absurdas que cayeron en saco roto.

Algunos cines cerraron pensando que, el fenómeno del 3D, duraría y que sus salas se quedarían sin tener películas que exhibir. Otros cines se endeudaron tanto, que no hubo forma de salir del agujero.

Palomitas y refrescos de lujo

Y los que sobrevivieron, empezaron a buscar rentabilidad hasta debajo de las butacas. ¿Uno de los afectados? Los bares de los cines. En los años 80, las familias iban al cine juntas y en las barras de los bares se formaban unas colas inmensas.

Bebida por aquí, ositos de gominola por allá, unos Fritos de Matutano como extra con las palomitas… lo normal era que una familia de clase media-baja pudiera irse a la sala con las manos llenas. Pero, en la actualidad, tanto palomitas como refrescos se han convertido en el salvavidas de muchos cines.

Saben que, por mucho que vendan menos que en otros casos, los precios de estos manjares les ayudan a sobrevivir con las salas abiertas. Y las palomitas se siguen vendiendo. Porque, claro está, qué sería un cine sin palomitas.

No obstante, el aumento de precios de los bares en los cines es pan para hoy y hambre para mañana. Porque, si se sondea a la población, uno de los motivos de no ir al cine es que la experiencia completa (entrada, palomitas, bebida) acaba siendo casi más caro que pagarte la entrada de un parque temático.

Reglas que enemistan a los espectadores

Otro de los problemas es la mala relación que se ha ido formando entre espectador y cine a lo largo de los últimos años.

En parte, por la obsesión de los cines de impedir que los espectadores traigan comida o bebida desde el exterior. Esto, que ha sido normal toda la vida, se ha visto cada vez más con recelo debido a todo lo que te hemos contado en el punto anterior.

Los cines necesitan que les compres las palomitas, porque el margen de beneficio es extremo. Por eso, este tipo de reglas y controles están siendo un problema muy grave.

Cambio generacional

Como decíamos antes, se está perdiendo la afición de ir al cine. No hay costumbre ni interés. Las nuevas generaciones han tachado el cine de sus listas de actividades. No lo ven suficiente relevante.

En la actualidad, sería impensable que un grupo de amigos discutiera por ver qué película eligen para ver durante el fin de semana. Sonaría surrealista.

Y el problema es que este tipo de situación va cada vez a más. Si bien siempre quedarán espectadores, ya no se trata de esa afición global a la que nadie se podía resistir en el pasado.

Faltan referentes

Conectado con el problema de la falta de creatividad, también está la falta de referentes en el cine. ¿Cuáles son los ídolos actuales de los jóvenes y cómo captan su atención para ir al cine?

España no tiene un Santiago Segura que capte la atención de los jóvenes como lo hizo él en tiempos de Torrente. Y Hollywood no tiene un Jim Carrey, por ejemplo, que era quien arrastraba a toda la chavalada en los años 90.

Está Marvel, pero se le acaba el fuelle. Y, de todas formas, tampoco puede mantener todo el peso de la industria, sobre todo con sus últimas películas. Mientras esto no se resuelva, será cada vez más difícil ver a grandes grupos de jóvenes decidiendo ir al cine.

La fiesta del cine: la última oportunidad

La próxima semana hay Fiesta del cine. Los aficionados a la gran pantalla y quienes la echan de menos debido a que es muy cara, tienen su oportunidad para reencontrarse.

Con entradas por 3,50 euros, es obvio que el problema del precio queda de lado. Pero, sobre todo por esto, ahora es momento de comprobar si el cine se resiste a morir o no.

Si la Fiesta del cine se mantiene estable respecto a otras ediciones, habrá esperanza. No obstante, alguien tendría que empezar a mover pieza, ya sea con precios de entradas o de palomitas, puesto que el cine está recorriendo un camino muy peligroso.

 

Fuente: adslzone