Ha quedado claro que todas las plataformas de streaming van a tener deportes en un futuro cercano. Saben que en el streaming deportivo hay negocio y no se quieren quedar atrás. Eso significa que DAZN tendrá más competencia, pero si todos optan por el enfoque de Netflix, es obvio que no deben estar muy preocupados.

Partidos sin trascendencia

Hasta ahora Netflix ya ha probado con algunos eventos de deportes en vivo. Están en fase de testing para ver qué tal va la cosa, si generan interés y si impulsa la obtención de suscriptores. Pero, de momento, lo único que han demostrado es que no entienden la filosofía del mercado deportivo. O quizá la entiendan muy bien y estén llevando a cabo esta maniobra a sabiendas de lo que va a significar, ya que es posible que sus planes sean distintos a los que podríamos tener en mente.

Así, hemos visto el Rafa Nadal contra Carlos Alcaraz que se disputó en directo en El Slam, un partido entre estos dos grandes tenistas en el que no se jugaban absolutamente nada. Era una pachanga, un partido como el que podrían haber jugado sin que hubiera ninguna cámara delante. Todo muy tranquilo, con cuidado, para no provocarse ninguna lesión en un momento en el que sería realmente negativo que ocurriese. A los tenistas no se les puede culpar, pero Netflix sabía lo que estaba creando.

Lo mismo puede ocurrir con cualquier otro tipo de partido o evento deportivo. Pongamos que Netflix convence al Real Madrid para que juegue un partido de exhibición contra el Inter de Miami de Messi. Sería interesante y estaría bien verlo, pero no dejaría de ser eso, un partidillo sin repercusión alguna. Para quienes seguimos el deporte y que estamos al tanto de puntos de liga, de eliminaciones de Champions, de clasificaciones y tops mundiales, este tipo de eventos nos saben más bien a poco. En realidad, son tan intrascendentes que sabes que, si te lo pierdes, con leer luego el resultado o ver algún trocito de resumen, será más que suficiente. Salvo que se produzca alguna jugada brillante que pase a la historia, el partido o evento acabará siendo olvidado pocos días después.

Más espectáculo que deporte

Ahora saltemos a la horripilante sesión de boxeo que tiene Netflix en camino, en la cual se enfrentarán Mike Tyson y Jake Paul. Será una de las grandes apuestas del servicio de streaming para demostrar que se están metiendo de lleno en el mundo del deporte. Pero nos resulta difícil encontrar algo que esté bien en el planteamiento de este combate. Dejando de lado que parece más el argumento de una película de Rocky que un evento real, se enmarca dentro de esa búsqueda de espectáculo a la que parece que Netflix se ha aferrado de una manera incomprensible.

Porque está claro que los factores que funcionan en una serie de extremos como Los juegos del calamar no van a causar un impacto en la audiencia cuando se extienden a un evento deportivo. Al ver una serie sí queremos ese surrealismo extremo, ese espectáculo y tensión de algo que no resulta real, pero no es lo que buscamos en un combate de boxeo. Mike Tyson tiene casi 60 años y todos sus últimos combates antes de colgar los guantes fueron derrotas. Va a ser duro verlo.

En otro orden de cosas, no dejemos de lado que Netflix también ha pagado millones y millones por hacerse con los derechos para la emisión de los combates de wrestling de la WWE. Se trata de la que, hasta ahora, ha sido su apuesta más fuerte en el mundo del deporte. En ese aspecto, el servicio sigue en esa misma línea que, sintiéndolo mucho, va a separar esta plataforma de streaming de los millones de personas que están interesados en un servicio deportivo auténtico. Ni fútbol ni baloncesto, lo que nos propone Netflix son partidillos de colegas, combates de boxeo imposibles y el Pressing Catch. No pinta bien.

 

Fuente: adslzone