WhatsApp es la aplicación con mayor número de usuarios en todo el mundo. Se calcula que más de 2.000 millones de personas tienen creada una cuenta en esta plataforma. Su popularidad ha llegado a tal punto que el contenido de sus mensajes es vital para decidir en una sentencia si el acusado es o no inocente de los hechos acontecidos. En las siguientes líneas vamos a detallar uno de los últimos juicios que ha salido a la luz en el que WhatsApp ha sido la clave para dictaminar el fallo jurídico.

 WhatsApp: pieza fundamental de la justicia

Quien iba a decir que WhatsApp se convertiría en uno de los comprobantes genuinos del último caso que ha tenido lugar en Barcelona. Así, el Juzgado de Primera Instancia número 6 de Granollers ha tomado como prueba judicial los mensajes de WhatsApp para condenar a un deudor a pagar 5.000 euros, más intereses, por un acuerdo verbal que se mantuvo durante una conversación en la aplicación de mensajería.

Según las declaraciones de Mario Rodríguez López, responsable del área Civil de Legalion Abogados, al medio Economist & Jurist, parece ser que esta situación tuvo lugar entre dos personas allegadas, donde uno de ellos le prestó dinero al otro sin firmar ningún contrato oficial.  El profesional comentó que «se hizo la transferencia de dinero y luego esa persona no quería devolverlo». Y lo mejor de todo es que este embrollo se produjo en una conversación mantenida a través de WhatsApp.

El afectado, al no tener nada oficial que demostrara que se había producido este altercado, decidió acudir, junto con su abogado, al juzgado a presentar la demanda, adjuntando todas las capturas de los mensajes que intercambió con el inculpado y las transferencias bancarias que realizó al mismo para prestarle el dinero. De esta manera, pillarían por sorpresa al demandado, porque no creería que los chats de WhatsApp adquirirían tanta importancia.

primer plano persona sosteniendo mazo tabl

El abogado argumentó que «este WhatsApp ha adquirido, prácticamente, el carácter de un contrato, de un reconocimiento de deuda» y, a continuación, añadió «la importancia de conservar los mensajes de WhatsApp, como prueba fundamental, ya que pueden darte el éxito en el procedimiento judicial».

¿Cuál fue la respuesta de la juez?

La juez María Peiró Sendra confirmó que las pruebas presentadas por la víctima eran más que suficientes para saber que se trataba de un claro supuesto de estafa, de aquel que se había quedado el dinero sin querer devolverlo, tal y como estaba estipulado. De haberlo sabido, la persona damnificada nunca le hubiese ofrecido dicho préstamo.

Asimismo, la magistrada señaló que las conversaciones de WhatsApp «tienen la misma fuerza probatoria que los documentos públicos». Tras haber decretado que el maleante no quiso devolver la cantidad de dinero prestada, finalmente fue sancionado a pagar el abono correspondiente, además de una serie de intereses moratorios.

 

Fuente: Economist & Jurist | adslzone