A inicios del presente año, la Asociación de Consumidores y Usuarios Vascos y Facua emitieron una denuncia contra Yelmo Cines tras las reclamaciones que habían puesto algunos clientes del cine. Se reclamaba la forma en la que la empresa había impuesto la norma de no permitir entrar comida de fuera en algunas de sus salas de Vitoria y Bizkaia. Y eso, por supuesto, generó mucho malestar. Ahora el Instituto Vasco de Consumo condena a la cadena cinematográfica a pagar una multa.

Libertad para los consumidores

No han sido pocas las veces en las que las redes sociales se han llenado de mensajes en los que distintas personas critican cómo Yelmo Cines les había impedido entrar comida o bebida de fuera. En verano, recordamos cómo el recientemente fallecido tuitero, El Hematocrítico, criticaba una situación similar. Su caso fue el de muchas otras personas que ahora se alegran al ver cómo se ha sentado cátedra al hacer pagar a Yelmo Cines una multa de 30.001 euros.

Lo que le va a doler a Yelmo Cines no es el valor de la multa, aunque seguro que también lo hace, sino que se establece un precedente que va a impedir que continúen con su política. Porque lo más probable es que las denuncias por parte de Facua y de las distintas entidades regionales se vayan acumulando y que esos 30.001 euros se acaben multiplicando de una manera descontrolada. Para evitarlo, Yelmo Cines tendrá que dar su brazo a torcer y permitir a los clientes lo que demandan: poder elegir dónde comprar sus snacks para ver la película.

Un cine no es un restaurante

La cláusula que tenía Yelmo Cines en la que argumentaba que no se podían entrar alimentos o bebidas de fuera del recinto, ha acabado considerándose abusiva. El motivo principal es que se ha reafirmado el argumento que transmitían los consumidores, quienes creen que los locales de Yelmo Cines tienen como negocio principal el permitir a los espectadores disfrutar de películas y experiencias cinematográficas. Más allá de eso, que ofrezcan palomitas, bebida u otro tipo de alimentos acaba siendo un factor secundario que complementa la experiencia principal. Y, por ello, no debe tenerse en cuenta como condicionante a lo que quieran los espectadores traer de sus casas o comprar en otras tiendas.

En la denuncia realizada se indica que Yelmo Cines estaba haciendo uso, bajo su propio punto de vista, de un decreto del año 2019 registrado en Euskadi. En él se especifica que las salas de cine tienen la posibilidad de limitar el consumo de bebida o comida dentro de sus instalaciones. No obstante, se justifica que si quisieran hacer uso de este decreto, tendrían que prohibir el consumo de estos elementos en su totalidad y no solo de aquellos que proceden del exterior del cine. Eso, por supuesto, no podría entrar en los planes de Yelmo a la vista de que gran parte de la caja que hacen procede de la venta de estos productos.

Por ahora, esta es solo una primera piedra en el camino que se está preparando para que Yelmo Cines tenga que retirar su exigencia de todos sus cines y que no pueda volver a limitar la libertad de sus clientes. Después de la victoria obtenida en Euskadi, Facua tiene entre manos la denuncia ante los juzgados de Madrid. Ese será el combate real en el que se tratará de demostrar lo abusiva de su cláusula y la forma en la que, amparándose en un derecho de admisión muy particular, están impidiendo a los clientes introducir la comida según su preferencia.

Teniendo esto en cuenta, en Euskadi posiblemente no haya que seguir sufriendo la norma de Yelmo Cines, pero para que la situación sea igual en el resto de España todavía habrá que esperar. No obstante, el final de la imposición de la cadena se ve cada vez más cerca.

Es una noticia digna de celebración por mucho que para cadenas de cines como Yelmo vaya a suponer una posible reducción en sus ingresos. El problema en estos tiempos es que los precios de los refrescos, palomitas y otros alimentos de los cines se ha encarecido de manera desproporcionada. Y por mucho que la tradición de comprar palomitas y bebida con la entrada esté llena de nostalgia, ya no resulta tan viable económicamente como décadas atrás. De ahí que los consumidores busquen estos productos en tiendas más económicas o que incluso corten por lo sano y opten por ver películas en Netflix. Un cambio en los precios por parte de los cines tampoco estaría de más para solucionar parte del problema.

 

Fuente: El Diario | adslzone