Rusia se ha convertido en una de las grandes amenazas a las que se tiene que enfrentar la OTAN desde que la alianza se fundó en el año 1949. Las continuas incursiones no autorizadas en el espacio aéreo del territorio han provocado que los cazas de la organización militar hayan tenido que desplegar en numerosas ocasiones durante los últimos meses para disuadirlos de continuar volando por nuestro territorio.

Una de las medidas sobre las que trabaja la OTAN es construir un muro defensivo compuesto por miles de drones que actúen en cuanto detecten cualquier incursión, principalmente, cuando se avistan drones del adversario entrando en el territorio. Mientras desde Washington y Bruselas se toma la decisión definitiva, Ucrania ya está trabajando para convertirse en el proveedor principal. Una operación que le llevaría a obtener millones de euros de facturación.

Objetivo: tener liquidez para continuar defendiéndose

Ucrania se ha convertido en uno de los países de referencia en lo que a fabricación y uso de drones se refiere, adaptándose a las necesidades de la guerra moderna. Actualmente, se estima que es capaz de producir varios millones de estos dispositivos al año. Lo mejor de todo es que no todos son iguales, sino que cada uno de ellos responde a una necesidad, ya sea para defenderse, atacar el territorio ruso o cuando realizan cualquier emboscada.

Si comparamos estos datos con la industria de Estados Unidos, que apenas es capaz de fabricar unos 100.000 drones militares al año, nos damos cuenta del protagonismo que el país ucraniano está alcanzando en esta materia, convertido en un importante referente.

Las empresas ucranianas de fabricación de drones necesitan liquidez para seguir disponiendo de recursos con los que combatir en la guerra. Y la OTAN, y más concretamente Europa, podría tener la llave para desbloquear lo necesario, dadas las crecientes necesidades que tiene al respecto.

La variedad, la clave

En declaraciones recogidas por Bloomberg, Michael Bohnert, analista de la agencia RAND, explicaba que Ucrania tenía más capacidad de producir drones “que todos los países de la OTAN juntos en este momento”. Entre ellos, destaca los drones de ataque de largo alcance y los baratos de visión en primera persona, que son guiados por los militares para cumplir con sus objetivos.

Los drones que están fabricando algunas de las empresas ucranianas ya han pasado por tres generaciones de desarrollo desde que comenzó la guerra, mientras han montado fábricas de producción en Finlandia para protegerlas de los ataques rusos. Por lo tanto, su experiencia está más que contrastada.

Generación Mejoras Clave Implementadas Alcance Operativo Máx. Capacidad Productiva (Anual)
1ª Gen (2022) Adaptación de drones comerciales (DJI, Autel) para reconocimiento y lanzamiento de granadas. 10-15 km ~500.000 unidades
2ª Gen (2023-24) Sistemas anti-inhibidores (anti-jamming), visión nocturna, desarrollo de drones navales iniciales. 40-50 km ~1.2 millones de unidades
3ª Gen (2025) IA para reconocimiento y seguimiento de objetivos, enjambres de drones, lanzadores múltiples, alcance estratégico. +120 km +2.2 millones de unidades

El coste económico de desplegar cazas

Actualmente, la OTAN sigue desplegando cazas cuando detecta la entrada de un dron en su espacio aéreo. El problema es que el coste de desplegar un caza para atajar a un dron es mayor de lo que cuesta la fabricación del dispositivo no tripulado. Por lo que no parece una medida sostenible en el largo plazo. Más aún en un momento como el actual, en el que Rusia se ha convertido en un desafío constante por sus constantes incursiones en nuestros cielos.

Ucrania parece tener la llave para ayudar a la OTAN a cumplir con sus objetivos sin desangrar sus presupuestos, al mismo tiempo que le permitiría inyectar millones de euros para seguir protegiéndose de los constantes ataques rusos que llevan produciéndose desde febrero del 2022.

 

Fuente: Bloomberg | adslzone