Terminales como el Samsung Galaxy S6 Edge, el Samsung Galaxy Note Edge o el LG G Flex en sus dos generaciones, incorporan pantallas flexibles. Además, se sirven de dos tecnologías: P-OLED y Super AMOLED. Ahora bien, otros componentes que incorporan como el procesador, el módulo de cámara o la batería no son flexibles, motivo por el cual los fabricantes sólo alcanzan a construir terminales curvos. Sin embargo, uno de estos problemas ya tiene solución. Los circuitos interna de estos aparatos electrónicos se puede hacer flexible.
No servirá únicamente para teléfonos inteligentes, sino también para los wearables y muchos otros dispositivos electrónicos. Lo que han conseguido desarrollar es, básicamente, un nuevo metal líquido que, utilizado como tinta de impresión, da lugar a circuitos electrónicos con todas las cualidades anteriores, pero con la posibilidad de inyectarlos sobre superficies flexibles. De esta forma, se podría crear, por ejemplo, un guante electrónico. Estos conductores fabricados con metal líquido pueden estirarse y deformarse sin llegar a romper en ningún caso.
Cualquier superficie vale para los circuitos flexible
La impresión de este material se puede hacer sobre materiales elásticos y telas, así como otro tipo de materiales. Por lo tanto, las posibilidades de crear dispositivos electrónicos se amplían gracias a esta tecnología. Ahora bien, como siempre, seguimos esperando a que evolucione el desarrollo de otros componentes, puesto que sin ellos no se podrán dar los dispositivos flexibles. Las pantallas, las baterías y los circuitos, por lo tanto, ya se pueden hacer completamente flexibles. De esta forma, aunque no se pueda crear aún un móvil cien por cien flexible, sí se pueden desarrollar partes que lo sean. De hecho, fabricantes como Samsung ya plantean el desarrollo de tabletas plegables que se conviertan en un pequeño teléfono inteligente.
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