Para comunicarse con otras hormigas, utilizan varios medios, entre ellos las antenas. En ellas utilizan el tacto y transmisión de elementos químicos, el tacto, el sonido, la vista y el olfato. Además, para calcular la población total de una colonia, hacen estimaciones basándose en la frecuencia con la que se van encontrando otras hormigas.

Esta última información, sobre la cual se basa un estudio del MIT, permite estudiar desde otro punto de vista la interacción en las redes sociales, la toma de decisiones realizadas por robots e inteligencias artificiales cuando actúan conjuntamente, o en redes inalámbricas ad hoc. En el mundo humano, también es extrapolable el número de personas que nos encontramos con el total de la población de un sitio, y cuanto mayor sea el tiempo, más precisa podrá ser esa estimación.

Para comprobar esto, pusieron a una colonia de hormigas en una red ordenada de celdas. En algunas había hormigas y otras no. Luego, una hormiga exploradora iba visitando cada una de las celdas. Esta hormiga podía ir a dos lados distintos, cada uno con una probabilidad, y así con cada una de las decisiones que iba tomando. Este hecho es conocido en estadística como “paseo aleatorio”.

Lo sorprendente de esto es que se iba contabilizando el número de veces que la exploradora visitaba al resto de hormigas, y luego por otro lado realizaban una contabilización aleatoria de las celdas, y el número de celdas con hormigas coincidía.

El paseo aleatorio se utiliza en redes sociales para calcular, por ejemplo, qué porcentaje de usuarios se declara favorable a un determinado partido político. Al no disponer del total de usuarios de la red, se utiliza el paseo aleatorio que realiza ese usuario en la red. En redes ad hoc, los dispositivos podrían estimar si otro dispositivo se encuentra a una determinada distancia para poder realizar una comunicación.

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Los robots y otros dispositivos de inteligencia artificial podrían también beneficiarse de esto. Por ejemplo, supongamos que los coches de dentro de unas décadas están todos comunicados entre sí, e inician un viaje desde el mismo punto. El realizar comunicaciones entre ellos podría ayudarles a conocer qué rutas son más eficientes, o cuántos peatones hay circulando por la ciudad, haciendo pooling entre las estimaciones y las observaciones, y poder prever cuándo una ruta va a ser más eficiente que la otra dependiendo de la hora de circulación.

 

Fuente: MIT | adslzone