Qué son la latencia y el jitter

Antes de nada, tenemos que explicar dos conceptos vitales: el ping y el jitter. Cuando jugamos a un videojuego online, el ping representa el tiempo que tarda un paquete en hacer un viaje de ida y vuelta desde tu ordenador o consola hasta los servidores del juego. Esta latencia se expresa en milisegundos.

A esto hay que sumarle también otro valor muy importante que hay que analizar en las conexiones WiFi: el jitter. El jitter se puede definir como la fluctuación de la latencia, o conocida estadísticamente como la desviación estándar. Por culpa de esto puede haber pérdidas de paquetes, lo cual puede producir tirones o teletransportes en el juego, echando por tierra nuestra partida.

Con Ethernet, suponiendo que estemos jugando con una conexión y un servidor estables, el jitter es inexistente, y la estabilidad de la conexión es máxima. Por ello, no se producen pérdidas de paquetes. Sin embargo, el WiFi como tal es una conexión muy inestable, y es ahí donde entran los problemas; la inestabilidad puede provocar pérdidas de paquetes.

Una pérdida de paquetes puede ser algo anecdótico, pero es importantísimo que no se pierda ninguno. Por ejemplo, en Fortnite si disparamos el lanzacohetes haciendo un click en el ratón, el paquete encargado de llegar la información al servidor puede perderse, y aunque nosotros hayamos hecho click, el servidor no lo ha recibido.

El último estándar de WiFi lucha contra el jitter

El WiFi anterior al 802.11n usaba una técnica relativamente curiosa para ofrecer conexión a varios dispositivos. El router emite una señal única, y si tenemos conectados (por ejemplo, cuatro dispositivos), el router va cambiando esa señal rápidamente entre los cuatro dispositivos.

Con la llegada del MU-MIMO con el 802.11ac de nueva generación, o AC Wave 2 esto ya no es así, y cada antena puede tener un flujo único por cada dispositivo. Por ejemplo, el router que hemos usado es el Livebox Fibra, que cuenta con 802.11ac MU-MIMO 4×4 (4 antenas), y 802.11n MIMO 2×2. Con la red de 5 GHz se pueden alcanzar hasta 1.700 Mbps, mientras que en 2,4 GHz se alcanzan hasta 300 Mbps.

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Con 5 GHz también tenemos la ventaja de tener menos interferencias, pues hay menos redes WiFi operando y no hay interferencias de dispositivos inalámbricos operando por radiofrecuencia o Bluetooth (que operan en 2,4 GHz).

Hemos comprobado la diferencia de ping entre Ethernet, WiFi de 2,4 GHz y WiFi de 5 GHz en un mismo ordenador, usando para ello el mismo servidor de CS:GO. La tarjeta de red WiFi que hemos usado es una Intel Wireless-AC 7652, a la cual estaba sólo conectado el portátil para evitar cortes con otros dispositivos. El portátil estaba a 50 centímetros del router.

Resultado: el WiFi ha mejorado mucho y permite prescindir del Ethernet en algunas situaciones

Y el resultado no podría ser más positivo para el WiFi. La latencia se mantuvo en unas cifras idénticas de entre 31 y 35 ms en el servidor de CS:GO que probamos. Sin embargo, donde sí notamos algunos cambios fue en el jitter, sobre todo con cambios bruscos en la pantalla. Con el Ethernet no hay ni un sólo tirón. Por regla general el jitter es inexistente con Ethernet, mientras que con WiFi podemos encontrarnos con la pérdida de algún paquete.

A pesar de ello, no se produjo ninguna pérdida de paquetes y la experiencia de juego fue exactamente idéntica con las tres conexiones en las condiciones ideales en las que lo hemos tomado. Sin embargo, en una casa donde haya más dispositivos conectados al WiFi y usando Internet (incluso aunque tengamos fibra), la conexión puede experimentar una mayor inestabilidad, aumentando también cuanto mayor sea la distancia a la que estemos del router.

Ethernet

Para seguir comprobándolo nos alejamos del router de manera que hubiera dos habitaciones de por medio, donde la cobertura del WiFi empieza a flaquear. Aquí nos dimos cuenta de las limitaciones y los problemas que presenta esta conexión inalámbrica para jugar si estamos lejos del router. La inestabilidad es mayor, y el ping puede llegar a dispararse puntualmente hasta el doble, y con los consecuentes tirones. Del ping ideal que teníamos entre 31 y 35 ms, pasamos a superar los 50 ms en varias ocasiones de manera bastante inestable, perdiendo paquetes y con un alto jitter, haciendo la conexión totalmente incompatible con el juego competitivo.

Por tanto, la conclusión que podemos sacar de todo esto es que el WiFi es una alternativa estable para jugar si estamos cerca del router. Si nos alejamos de éste y empezamos a tener paredes entre medias, y la señal cae a menos de la mitad, empezaremos a perder paquetes y a encontrar que el ping empieza a ser más inestable, y haciendo la conexión inaceptable para el uso en juego competitivo.

 

Fuente: adslzone