Las páginas de subtítulos son consideradas también como infracción de derechos de autor

Y es que normalmente consideramos que las páginas web que están asociadas a la piratería son las que nos permiten descargar el contenido en sí que estamos visualizando, como películas o series. Sin embargo, el subtítulo entra dentro también de esa consideración de “contenido audiovisual” que está sujeto a los derechos de autor.

Por ello, es normal encontrarse que al buscar los subtítulos de algo nos encontremos con que en Google no aparecen en los resultados muchas de las principales webs de subtítulos, como Addic7ed, Subscene o Subsmax, entre otras. Incluso si buscamos los nombres de las dos primeras no nos aparece su dominio principal y directo entre los resultados. La causa de esto es la misma por la que páginas como The Pirate Bay no aparecen en los resultados: las reclamaciones de DMCA.

Tanto es así que desde Hollywood acaban de “obligar” a la justicia noruega a dictaminar que 14 operadores del país bloqueen una serie de páginas web, entre las que se encuentran las tres variantes de Popcorn Time (conocida como el Netflix de los piratas) y unas cuantas páginas web de subtítulos, entre las que se incluyen opensubtitles.org.

La realidad es que estos subtítulos son muy necesarios, y ayudan a que las series lleguen a otros países gracias a las traducciones de la comunidad. Con grandes series como Juego de Tronos tenemos estrenos simultáneos tanto en versión doblada como con subtítulos, pero otras series muy populares tardan semanas o incluso meses en llegar después de su emisión en Estados Unidos. Además, se potencia con esto que los usuarios vean contenido en versión original, ya sea con subtítulos en inglés o en su idioma.

La eterna lucha contra la piratería de algo que no existe de manera legal

Además, hay personas que depende de subtítulos modificados para ver estas películas o series. Normalmente los subtítulos sólo traducen el diálogo principal, mientras que los subtítulos para personas con dificultades auditivas requieren transcripciones de los sonidos que no pueden escuchar (como los clásicos birds chirping, o scary music intensifies, por ejemplo).

Otro ejemplo lo encontramos con el fansub de mucho anime japonés. Así, se está bloqueando algo para lo cual no existe una alternativa legal en muchos casos. En abril, la Free Subtitles Foundation intentó llevar al BREIN a juicio para determinar que los “funsubbers” actuaban dentro de la ley, pero finalmente perdieron el caso.

El tribunal de Ámsterdam determinó que los subtítulos sólo pueden ser creados y distribuidos si existe permiso de los creadores originales del contenido. Hacerlo sin ese permiso supone una infracción de los derechos de autor. Por su parte, BREIN determinó en aquel entonces que no sólo se está dañando a los creadores, sino que supone una competencia desleal para plataformas legales del tipo Netflix, tan populares en la actualidad.

 

Fuente: adslzone